LECCIÓN I
EL PODER CREADOR DEL PENSAMIENTO
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Cuando el Ego por primera vez entró en
posesión de sus vehículos en la Época Lemúrica, no poseía ni cerebro ni
laringe.
Para llenar esta deficiencia, la mitad de la
fuerza sexual creadora, que antes había sido empleada solamente para la
propagación, fue entonces dirigida hacia arriba para construir esos órganos por
medio de los cuales fuera posible producir el pensamiento y la razón y que el
pensamiento pudiera ser comunicado a los demás. Así vemos que el pensamiento es
creador, porque fue derivado por medio del instrumento de la fuerza creadora.
Igualmente es creadora la voz, es decir, la palabra hablada tiene poder de
crear por la misma razón; porque tiene origen en la fuerza creadora. De ahí se deduce que si conserváramos la
fuerza sexual, dispondríamos de una mayor cantidad de poder para los procesos
de razonar, y nuestra mente se robustecería mucho más que en el caso de una
persona que desgasta su fuerza creadora.
Sin embargo, esta fuerza debe ser usada en forma de trabajo
constructivo, mental o físicamente; o transformando en servicio útil a la raza
humana; de otra forma causaría molestias.
Si solamente se almacena, puede eventualmente
producir disturbios mentales, emocionales o nerviosos, o sufrimientos varios.
El pensar es un proceso muy complicado, que
envuelve no solamente el empleo del cerebro físico, sino también el del cerebro
etéreo, el cuerpo de deseos y la mente o cuerpo mental. El proceso es el siguiente: nosotros mismos,
como Egos, funcionamos directamente en la sustancia sutil de la Región del Pensamiento
Abstracto que hemos especializado dentro de nuestras propias auras. Aquí observamos el mundo exterior por nuestra
cadena de vehículos y sus facultades, que vulgarmente llamamos sentidos. De las
imágenes así creadas, formamos nuestras conclusiones respecto a las cosas observadas,
cuyas conclusiones son ideas. Por el
poder de la voluntad proyectamos una idea de la mente, donde toma una figura
concreta como una forma de pensamiento, vistiéndose de materia mental, la cual saca
de la Región del Pensamiento Concreto. Esta forma de pensamiento se envuelve
entonces generalmente en materia de deseos, lo cual le da más vida. Esta forma
de pensamiento compuesto, puede entonces accionar sobre el cerebro etéreo y
empujar a la fuerza vital a través de los indispensables centros cerebrales y
nerviosos, hasta los músculos voluntarios que producen la acción. Así, el pensamiento es la fuente original de
toda actividad.
El efecto de pensamientos de miedo y
preocupación es muy pernicioso para el desarrollo del alma. Las vejaciones
forman una condición en la cual las corrientes de deseos no se desarrollan en
largas líneas curvadas como lo hacen bajo condiciones normales, sino que el
vehículo de deseos se llena de remolinos –sólo de remolinos en casos extremos-.
Esta última condición muchas veces impide a tales personas el que hagan algo
que pudiese corregir la condición que les ha causado la vejación o el
miedo. Se podría comparar esto, al
estado del agua que está a punto de helarse como consecuencia de una temperatura
descendente. El miedo que se expresa en
forma de escepticismo, cinismo y pesimismo, puede compararse a la misma agua
cuando está helada, porque los cuerpos de deseos de personas que generalmente
tienen semejantes pensamientos, son casi inmóviles y nada de los que se diga o
haga, parece tener el poder de alterar esta condición.
Cada vez que uno alimenta estos pensamientos,
contribuye a helar la materia del cuerpo de deseos y construye una cáscara
azul-acero, en la cual la persona que toma la costumbre de fomentar miedo y
preocupaciones, se encontrará algún día encerrada y separada así del amor, la
simpatía y ayuda del mundo entero. Por
esta razón importa mucho el que nos esforcemos en ser alegres y optimistas, aún
en circunstancias adversas, pues de otro modo podemos encontrarnos en condiciones
desventajosas en el futuro.
La mente subconsciente es un muy importante
factor en el desarrollo del hombre. Con
cada inhalación, el aire que aspiramos lleva consigo una imagen exacta y
detallada de todo lo que nos rodea. El
más insignificante pensamiento, sentimiento o emoción se transmite a los
pulmones, dónde es inyectado en la sangre.
La sangre es uno de los más elevados productos del cuerpo vital. Las imágines de contiene se imprimen en los
átomos negativos del cuerpo vital, para servir como árbitros del destino humano
en el estado post mortem. Si una persona crea una forma de pensamiento, sea de
naturaleza constructiva o destructiva, y la proyecta fuera de sí, entonces,
cuando su acción ha terminado o su energía ha sido gastada en vanos esfuerzos
para lograr su objeto, gravita atrás volviendo a su creador y llevando consigo
el indeleble recuerdo de su viaje. Su
éxito o su fracaso están impresos en los átomos negativos del éter reflector y
forman parte del recuerdo de la vida y actividad del pensador, con el cual
algún día ha de tropezar.
El pensador destruye tejidos en el cuerpo
denso y es un hecho bien conocido de la ciencia el que pensamientos negativos,
destructivos, como los de miedo, sexualidad y sensualidad agotan el poder de resistencia
del cuerpo y por lo mismo dan acceso a las enfermedades. Las personas de una naturaleza alegre y
jovial, o las devotamente religiosas y llenas de fe y confianza en la Divina
Providencia, no crean nunca pensamientos negativos y por consiguiente, gozan de
mayor vitalidad y mejor salud que las sujetas a vejaciones y preocupaciones. Por medio de pensamientos de amor,
benevolencia y bondad, provocamos cualidades semejantes en otros y atraemos
hacia nosotros a todos los que poseen éstas cualidades. Este poder de pensamiento sutil y fuerte,
puede emplearse también para la curación de enfermos. Además, es por el
pensamiento abstracto que el hombre es capaz de elevarse por encima del mundo
material y ponerse en contacto con Dios.
Si formamos pensamientos de optimismo, de
bondad, benevolencia, ayuda y servicio, entonces estos pensamientos
gradualmente dan un calor a nuestra atmósfera, de un modo que expresa
exactamente todas estas cualidades y virtudes.
Y como nuestros cuerpos son construidos por la mente y tienen una
expresión de nuestra actitud mental, los mencionados pensamientos reaccionarán
sobre nuestros cuerpos físicos y todo lo que nos rodea trayéndonos salud y
bienestar material.
Esto explica el poder creador del
pensamiento. Es solamente un camino para probar la verdad de las palabras de
Cristo, que si buscamos al Reino de Dios y Su justicia, todo lo demás nos será
dado por añadidura.
del libro
Filosofía Avanzada
Max Heindel
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