jueves, 23 de noviembre de 2017

El origen de la Navidad por Augusta Foss de Heindel


EL ORIGEN DE LA NAVIDAD
por Augusta Foss de Heindel
La siguiente pregunta la hacen
frecuentemente los materialistas que
rehúsan aceptar el hermoso relato de la
Pascua sobre el nacimiento del Niño Jesús.

Ellos dicen: "Si Cristo vino al mundo para
salvar al hombre del pecado y de la
muerte, ¿quién salvará a los millones de
millones de almas que estaban en
manifestación antes de la Era Cristiana
que solo data de dos mil años atrás?”

San Juan dice: "Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
Unigénito, para que todo aquél que en El
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo
para que condene al mundo, sino más bien
para que el mundo se salve por El".

Esas palabras de Cristo-Jesús han hecho
pensar a muchos y hasta han hecho que
algunos se alejen de su fe en Dios,
porque, ¿cómo puede uno ser creyente en la
paternidad de Dios y su Bondad, cómo puede
uno creer en el amor de ese Gran Espíritu
y también pensar que no ha dado a Sus
hijos todo lo necesario en todas las
épocas?
¿Quién puede continuar creyendo en El si
fue tan cruel que envió a Su único Hijo
para salvar solo a una pequeña parte de
sus otros hijos?

¿Quién puede creer, tal como lo enseñan
los ortodoxos, que este amoroso Padre
permitiera que la mayor parte de sus hijos
fueran arrojados a las tinieblas a sufrir
eternamente?

Y aunque debemos de reconocer que las
enseñanzas que trajo el Maestro
Cristo-Jesús a la humanidad son las más
avanzadas que existen y están designadas
para llenar las necesidades del hombre en
este más avanzado estado de su evolución,
¿nos podríamos sorprender que el mundo
entero no haya adoptado el cristianismo y
que las religiones de Buda, Mahoma,
Zoroastro y otros hayan seguido
floreciendo?.

Los ministros ortodoxos no admiten que la
Navidad no se empezó a celebrar hasta unos
cuatrocientos años después del nacimiento
del gran Maestro y nada existe en la
historia en cuanto a que los cristianos
primitivos celebraran ese acontecimiento.

Sin embargo, esto puede que fuera causado
por el cruel paganismo existente en
aquella época tan terrible en la que el
cristiano o seguidor del Salvador corría
enorme peligro de su vida por tal actitud.
Veamos el Viejo Testamento y leamos sobre
los grandes festivales que hacía el pueblo
de aquellos remotos tiempos y que
correspondían a nuestras presentes Navidad
y Pascua de Resurrección.

Las antiguos eran más dados al ceremonial.

Sus festivales eran más religiosamente
observados que lo que son nuestras fiestas
religiosas de hoy. Volvamos a los
festivales de aquellos tiempos de Abraham:
Moisés dio instrucciones bien definidas a
sus seguidores en relación con las
ceremonias que habían de llevarse a cabo
en sus ritos religiosos.

El es el autor de los cinco primeros
libros de la Biblia y sus Diez
Mandamientos son la piedra angular de
todas las religiones actuales. Los
antiguos festivales eran terriblemente
desfigurados con ritos que el hombre de
hoy considera repulsivos. En algunas
ocasiones no sólo eran inmolados los
animales en los altares, sino que la
sangre humana era también derramada para
apaciguarla furia de los dioses paganos.

Casi todos los festivales se daban en
nombre del dios sol y muchas de las
religiones primitivas se hallaban
mezcladas con los mitos solares.

En el solsticio de invierno cuando el Sol
llega a su más baja declinación y debe
empezar su avance hacia el norte, se
convierte en un salvador de vidas y
entonces renace el Dios-Sol.

En algunas de las antiguas religiones
encontraremos el relato de la madre y del
hijo divinos. En la India, Krishna nació
como un salvador y sus padres tuvieron que
huir de su tierra debido al decreto del
Rey Kansa de matar a todo niño varón
recién nacido.

En la historia del nacimiento de Krishna
encontramos a los Ángeles, a los pastores
y a los magos; y la historia de la vida de
este dios-sol de la India es muy parecida
a la de Cristo. En la historia de
Babilónica encontramos al dios del sol,
Tammuz, que nació de una madre virgen.

Una leyenda similar a la del dios Apolo.
Encontramos también el mismo misterio en
torno a la fecha del nacimiento de esos
dioses, igual que en el caso de Jesús.

En todos los relatos de los nacimientos de
los grandes Maestros, existen la aparición
de un Angel anunciando a una virgen que
Dios la había escogido para que fuera
madre de un divino niño. La historia
difiere muy ligeramente en las distintas
religiones.

El idioma, el ceremonial y costumbres
diferentes es el motivo.

Pero a nuestra mente viene la cuestión del
por qué la virgen y el divino niño
aparecen en estas religiones antiguas y
también en las clasificadas como paganas.
¿No es esto una prueba de que debe existir
alguna conexión entre estos mitos, que
coinciden maravillosamente con el
nacimiento .

Existen relatos que nos hablan de un gran
silencio existente en toda la Tierra al
momento del nacimiento.

Todo era silencio. ¿No es esto una
realidad en el Solsticio de Invierno?.
La vida vegetal parece que descansa, la
fuerza de vida de Dios se aquieta por un
tiempo, la savia se recoge en las raíces;
las ramas y los tallos se desnudan; la
vida duerme cuando el Sol penetra al reino
de Saturno, Capricornio. La tierra es una
masa viviente que respira; en ese tiempo
parece retener el aliento como lo hace el
hombre cuando va a acontecer un gran
hecho.

El nacimiento del Sol es como una
exhalación de la vida del Cristo y es
sentido por toda la humanidad, no
obstante. La Pascua de Navidad es un
período de regocijo para la tierra así
como para el hombre, porque entonces es
cuando los Ángeles traen las corrientes de
júbilo.

El mito del Sol que existía en las
religiones antiguas, cuando se enfocaba
bajo puntos de vista astrológicos y
astronómicos, nos habla a través del Gran
Plan Cósmico. El sol en su camino por los
Signos del Zodíaco es una manifestación
actual de las glorias del Universo de
Dios. Pero aún es solamente la
manifestación externa de una verdad mayor,
el Hijo cósmico o Cristo, por quien fluye
toda la vida de Dios hacia la humanidad.

Este gran portador de vida cuyo vehículo
material nació hace dos mil años, vino a
la tierra para que por Su medio pudiera
encender en el hombre la llama divina del
Amor, en el mes más frío y obscuro del
año.

Igualmente en esta época nace el Sol en su
ascenso hacia el Norte, brillando con más
fuerza y vigor, más cerca de la tierra,
para renovar la vida de toda la
naturaleza. Si examinamos este gran evento
anual de la Navidad, desde ambos puntos de
vista, arribaremos a la siguiente
conclusión.

Examinando este evento anual desde los
puntos de vista pagano y el festival del
dios-sol en su jornada por los Signos del
Zodíaco y también el relato cristiano del
nacimiento del Hijo de Dios de una virgen,
nuestro amor y reverencia por las pascuas
modernas no deben decrecer, aunque los
términos de los cristianos ortodoxos
indiquen que las fiestas que se celebraban
en los tiempos remotos eran paganas.

Todo lo más atrás que hemos escudriñado en
la historia, es como el hombre ha buscado
ciegamente una religión. Su alma siempre
ha clamado por un Dios. Todo lo cruda que
esa concepción de Dios haya podido serpara
él, no merma sin embargo Su Existencia.

Desde la época en que los ojos del hombre
fueron abiertos al mundo y el velo fue
arrancado para que se encontrara a sí
mismo, él está tratando de resolverlos
grandes misterios que envuelven la vida y
a medida que crezca en sabiduría y
comprensión espiritual se le irá revelando
la verdadera luz en el sendero, escondida
de sí por muchas edades. Entonces se podrá
dar cuenta que los dioses, así como la
mente de los hombres crece igual que las
religiones para ganar en conciencia. De
este modo debe crecer nuestro ideal de la
Navidad en amor y belleza.

Cuando el Niño Cristo nazca y se alimente
de nuestros corazones, nos daremos cuenta
del pequeño poema: "aunque Cristo naciera
mil veces en Belén y no en ti mismo, tu
alma será perdida. Mirarás en vano la Cruz
del Gólgota, hasta que no se levante en ti
mismo".
* * *

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