PROBLEMA CON UN AMIGO
Pregunta: Un buen amigo mío a quien he estado consagrado por medio de una amistad que ha trascendido el sentir corriente durante varios años, ha sido acusado de cometer una acción muy injusta con otras relaciones. Aunque él rechaza la acusación, yo me siento intrigado, con una certidumbre y sensación de haber sido engañado que me atormentan en forma incesante y me incapacitan para actuar. Reconozco que esto genera dudas y no logro desentrañar el enigma por mi mismo. ¿Qué puedo hacer?
Respuesta: Las dudas y desilusiones de otros individuos constituyen una de las más severas pruebas de nuestra evolución en el plano terrenal. Obviamente, no contamos con elementos de juicio que ayuden a determinar si su desconfianza está o no justificada, pero lo impelimos a considerar los hechos dentro del contexto del perdón y del amor fraterno. Si usted continúa alimentando esas sospechas hacia esta persona y si finalmente se prueba su falsedad y sinrazón de las mismas, se sentirá muy mal por haberlas albergado dentro de si. Por otra parte, si existiera la verdadera razón para sustentarlas, en ese caso hay que decir que todos tenemos que aprender a perdonar, por el bien de los demás, así como por nuestro propio bien.
En todas las circunstancias, debemos aprender a venerar la Esencia Divina que mora en nuestro ser interno con el Amor de Cristo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Quizás pueda ayudarle, ahora y siempre, dedicar algunos minutos del día con el objeto de cerrar los ojos e irradiar corrientes de amor desde lo más hondo de su ser hacia este individuo, no importando como pueda ser, en este momento, la situación por la que atraviesa. Esta es una de las formas más certeras de intensificar la armonía, tanto externa como interna.
Todo esto, naturalmente, no significa una falta de discriminación. Si las circunstancias son tales que usted no crea sensato seguir sosteniendo con él una relación de amistad sincera, sería prudente de su parte obedecer a los dictados de su intuición como de una guía interna. Amar a alguien como a un hermano, en el sentido cristiano y perdonarlo, no implica ir tras él ciegamente. Nuestra responsabilidad hacia nuestros semejantes es, en verdad, amarlos y servirlos en la medida de nuestras posibilidades, pero nuestra responsabilidad hacia nosotros mismos estriba en acatar nuestra propia conciencia, nuestro íntimo gobierno, no aceptando ser sojuzgados ni conducidos a realizar algo indigno o incorrecto, simplemente porque alguien trata de persuadirnos para que lo hagamos.
Puede servirle de auxilio espiritual, escribir una carta sobre esta cuestión a nuestro Padre Celestial, refiriéndole las cosas que usted nos ha relatado y también todo aquello realmente importante que usted haya callado. Ponga la carta entre las páginas de la Biblia o debajo de su almohada a la noche, pidiendo la inspiración necesaria para resolver la situación. Ciertamente, debe ceñir su ruego al contexto de “hágase Tu Voluntad”. Luego mantenga su mente y su corazón abiertos para que la guía de la intuición pueda penetrar en ellos.-
FRATERNIDAD ROSACRUZ MAX HEINDEL DE CORDOBA
Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este aporte
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CONTACTADO JOSÉ GARCÍA ÁLVAREZ
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=BvTPA9DdON0&t=110s