DEL CIELO CAYO UN CENTAVO
Hay un relato fascinante de parte del autor de este libro cuyo título encabeza este escrito, que se relaciona con el viaje a los Estados Unidos de un joven rumano a principios del siglo pasado y que llegaba a Nueva York con muy pocos dólares en el bolsillo, pero con muchas ganas de trabajar.
Tal como es de suponer, tuvo toda clase de privaciones, tanto él como sus dos hermanos que lo acompañaban, hasta que un día mientras interpretaba una canción en la calle en un instrumento que sabía tocar muy bien, inadvertidamente alguien que había arrojado una moneda desde un balcón, quedó alojada en su sombrero, la que descubrió al llegar al lugar donde vivía, se trataba de un centavo.
Era poco dinero en verdad, pero él lo utilizó para enviar una solicitud de empleo por medio de una tarjeta postal que costaba un solo centavo, que era todo el capital que tenía. Muy grande fue su sorpresa cuando luego de una semana lo citaron de la empresa que se dedicaba a la impresión de partituras de obras musicales, el puesto era en verdad para un joven de corta edad, pero él luego de insistir mucho consiguió que lo contrataran para trabajar en un sótano del edificio.
Y allí comenzó su tarea, trabajando sin descanso afanosamente, sus compañeros se burlaban de él, diciéndole que nunca saldría del sótano, pero no les hizo caso y siguió con todo empeño aprendiendo de memoria los miles y miles de temas musicales que manejaba a diario, que dieron su fruto, ya que al comenzar la época del cine parlante, las películas comenzaron a introducir música que debían adaptarse al tema que tratara la misma y allí fue donde tuvo aplicación el conocimiento de cada obra que podría servir como acompañamiento a la película.
Su éxito fue asombroso y logró salir del sótano, ya que varias compañías cinematográficas comenzaron a contratarlo para que introdujera los varios tipos de melodías que estuvieran acordes con lo que trataba el drama o comedia de cada película. Con el tiempo llegó a formar una empresa gigante de la que fue su presidente, coronando así su brillante predisposición para el trabajo noble y fecundo.
He pensado que era interesante y oportuno resumir esta experiencia de un hermano nuestro que tuvo lugar el siglo pasado, que perseveró gracias a su fuerza de voluntad, luego aplicando las enseñanzas de la Fraternidad Rosacruz, sabemos que la vida es una escuela de experiencias, donde venimos a recoger importantes lecciones que nos llevan adelante en nuestro camino evolutivo.
Sin lugar a dudas el ejemplo que nos brinda el autor de este libro, tiene que ver pura y exclusivamente con la parte material de esa vida, pero aplicándola al terreno espiritual, es evidente que nunca podremos lograr un desarrollo interno positivo, ni un crecimiento del alma, si somos tibios y no trabajamos con el mayor fervor de manera altruista, noble y desinteresada en bien de nuestros hermanos del mundo, tal como nos dieron el maravilloso ejemplo nuestro Señor Cristo Jesús en sus tres años de ministerio y así mismo el Señor Max Heindel, que dejó una obra grandiosa para toda la humanidad, que podemos resumir en El Concepto Rosacruz el Cosmos.
Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este aporte
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