EL CAMINO
Es importante reflexionar sobre varias aristas cuando se quiere hollar el
Camino y, por ello, me permito compartir una Carta dirigida a los
estudiantes de la Filosofía Profunda, que desde el fondo de mi ser deseo
sea un báculo para las personas sinceras buscadoras de la Verdad.
Quienes han caminado por el Sendero de la Luz parecen más propensos al
concepto de la Hermandad Universal que aquellos que no están involucrados
en ninguna clase de actividad metafísica. Cuando el deseo por lo que es
Bueno, Verdadero y Bello nace en nuestros corazones, hemos dado un paso
por el sendero de la Luz, sepámoslo o no. Desde ese momento en adelante,
hemos declarado la guerra al mundo o a cualquier individuo que sofoque
dicha Luz. Al principio, la lucha es subconsciente, entre nuestra
aspiración por más luz y nuestro rechazo a la oscuridad y sus
manifestaciones hostiles a nuestro alrededor. Pronto, sin embargo, la
batalla se hace más consciente, y resultamos uniéndonos a otras personas
en su búsqueda de una vida mejor en un mundo mejor. Existen todo tipo de grupos que luchan por todo tipo de ideas, dependiendo de la naturaleza de
las aspiraciones individuales. Y es muy probable que uno intente con
varios antes de encontrar uno que se ajuste a nuestro ideal lo más cerca
posible. El movimiento ideal no ha nacido aún; nosotros estamos creándolo
colectivamente por prueba y error.
Existe otra guerra no obstante, y esta es peor que las demás, debido a
que esta ocurre dentro de nosotros mismos. Nuestra aspiración por lo
Bueno, Bello y Verdadero empieza a generar conflicto con nuestras
limitaciones, y llegamos a la comprensión de que tenemos dos seres: el
personal o ser inferior, que lleva nuestro nombre y está lleno de
limitaciones, y el Yo Superior que es sabio y no tiene límites. Una vez
que el Yo Superior se despierta por medio de nuestras aspiraciones,
comienza esta terrible guerra por dentro. Se pretende que el yo inferior
le sirva al Yo Superior, pero, antes de que se alcance este objetivo,
deben ocurrir varias cosas: Debemos, en lugar de luchar con lo que no nos
gusta, TRANSMUTARLO. Es decir, crear lo opuesto, lo que nos gustaría ver
y llegar a ser y aquello con lo que quisiéramos dotar nuestras vidas.
Esto requiere coraje, persistencia y esfuerzo deliberado. Es importante
comprender que el mundo es un velo ilusorio, en el cual nos reflejamos
nosotros mismos. Todo lo que no nos gusta en los demás es una reflexión
de algo oculto dentro de nosotros, algo que requiere transmutación. Ver
el mundo y a nosotros de esta manera nos ayuda a acelerar el progreso
hacia la auto-maestría.
Cuando dejamos de quejarnos y aprendemos a aceptar la responsabilidad
individual en nombre del todo, expandimos nuestra consciencia de lo
individual a lo colectivo. En un accidente, la mano no puede culpar al
cerebro; el hombre entero ha de aceptar la responsabilidad. Sin tal
cambio de consciencia no puede nacer el Cristo interno. Cristo es el
Espíritu Universal, la única puerta a través de la cual nuestro alcance
se expande del contexto de lo parcial a lo total. Cristo señaló el
camino cuando permitió ser crucificado y resucitó en un plano superior de
consciencia (cruzando paredes y puertas cerradas). Este plano está dentro de nosotros, por supuesto. Cuando aceptamos las responsabilidades en
nombre de otros, elevamos nuestra consciencia y despertamos al Cristo
interno.
Nunca debemos pensar que somos mejores que aquellos con quienes no
estamos de acuerdo, porque ellos son solo instrumentos que nos enseñan
lecciones para las que hemos sido lerdos en aprender por nosotros mismos.
Hoy, podemos aparecer fuertes y rectos, pero mañana caemos en tentaciones
debido a nuestra ceguera espiritual. Por eso, la humildad es la clave.
Si nosotros creemos que el desarrollo de nuestras facultades espirituales
es una carrera en la cual debemos vencer a los demás, estamos
equivocados. En esta carrera, el que quiera ser el primero, debe ser el
último. El egoísmo no es la respuesta, Cristo (el amor), sí. Por la causa
del amor no queremos ver que nuestros hermanos caigan que se queden atrás
o que sean rechazados. Queremos que ellos ganen aunque tengamos que
perder porque el verdadero amor es completa abnegación. “Quien quiera
salvar su vida la perderá; y quien quiera que la pierda por la causa del
evangelio, la salvará” Marcos 8:35.
Muchas otras cosas han de seguir cuando hemos trabajado en esto. Debemos
comprender que el primer paso es el más duro de todos, pero una vez que
decidamos seguir adelante nos sorprendemos de que la cosa no sea tan
difícil después de todo, porque, estamos reviviendo “ayuda”, del otro
lado. Esta ayuda es extraordinaria y nos puede servir para alcanzar
cualquier cosa en la que pensemos. Muchos milagros suceden a diario
basado en este principio, pero somos tan ciegos que no los vemos y por lo
tanto por andar buscando gratitud y aprecio no disfrutamos su pleno valor
ni ayudamos a que se multiplique.
La humanidad está aún en su infancia y aún necesita desarrollar amor por
la Madre Tierra y el Padre Cielo. La humanidad está creciendo. Es momento
ya de cortar el cordón umbilical; la humanidad debe emanciparse de “papi y mami” y de que se vuelva auto-confiada y responsable. Cuando los
pequeños pájaros no quieren salir del nido, la mamá literalmente los saca
a empellones. Su vuelo inaugural forzado se presenta como una liberación,
una nueva vida se abre ante ellos y el primer susto pronto desaparece.
Es sólo cuando se acepta la crucifixión del yo inferior, lleno de
temores, ilusiones, y limitaciones, que permitimos la posibilidad de la
resurrección en una forma superior de ser. En ese lado superior del ser
nos encontramos con la Paz, la Verdad, Armonía, Amor, etc. --- todas
las cosas que traen unidad y solidaridad entre los hombres y
mujeres y crean Fraternidad Universal en la humanidad. Este objetivo se
puede y se logrará cuando conscientemente aprendemos a transmutar el mal
en el bien, el egoísmo, en el inegoísmo. Cuando valoramos, y nos
esforzamos por llegar a ser autosuficientes y responsables. Día tras día,
fiel y persistentemente. Muchos antes que nosotros enfrentaron el mismo
reto. Uno de los más fieles ofreció unas palabras que podemos usar
eficazmente hoy en día como el día en que fueron pronunciadas:
ORACIÓN UNIVERSAL POR LA PAZ
Señor, hazme un Instrumento de tu Paz. Que donde haya odio siembre yo
Amor. Donde haya injuria, Perdón. Donde haya duda, Fe. Donde haya
desesperación, Esperanza. Donde haya Sombras, Luz. Donde haya tristeza,
Alegría. Oh Divino Maestro, Haz que no busquemos ser consolados sino
consolar, que no busquemos ser comprendidos sino comprender, ser amados,
sino amar. Porque dando es como recibimos. Perdonando es como nos
perdonan y muriendo como nacemos a la Vida Eterna.
--- San Francisco de Asís—
Agradecemos al Sr. José Mejía, por este aporte.
en you tube, aqui
https://www.youtube.com/watch?v=wxt8PPJSLzg&feature=youtu.be
en you tube, aqui
https://www.youtube.com/watch?v=wxt8PPJSLzg&feature=youtu.be
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