INICIACIÓN
La idea general que se tiene sobre la iniciación es que esta no es más que una ceremonia que convierte a uno en miembro de una sociedad secreta, cosa que puede conferirse con tal de que se pague cierto precio, una suma de dinero en la mayoría de los casos.
Si bien es cierto que en la llamada "iniciación" en las órdenes fraternales o en la mayoría de las seudo-ocultas, sucede así, es completamente erróneo cuando se aplica a las iniciaciones en los varios grados de las verdaderas Fraternidades Ocultas, como lo aclarará un poco de comprensión de los requisitos realmente exigidos.
En primer lugar, el oro no es en manera alguna la llave del Templo; el mérito cuenta, pero no el dinero. El mérito no se adquiere en un día; es el producto acumulado de las buenas acciones pasadas. El candidato para iniciación generalmente está inconsciente de que es el candidato, y vive su vida en la comunidad sirviendo a su prójimo durante días y años sin ningún pensamiento ulterior, hasta que un buen día aparece en su vida un instructor, un Hierofante de los Misterios Menores, apropiado al país en el que resida el candidato. Hasta este momento éste ha venido cultivando en sí ciertas facultades y acumulando ciertos poderes para servir y ayudar, de los que está generalmente inconsciente o los que no sabe como usar debidamente. La tarea del iniciador es entonces muy sencilla: muestra al candidato sus facultades latentes, los poderes adormecidos, y lo inicia en su empleo; le explica o demuestra por vez primera cómo puede despertar esa energía estática convirtiéndola en poderes dinámicos.
La iniciación puede realizarse con una ceremonia o no, pero obsérvese particularmente que siendo la Iniciación la culminación inevitable de prolongados esfuerzos espirituales, sean conscientes o no, por parte del candidato, no puede positivamente tener lugar hasta que el desenvolvimiento interno haya acumulado los poderes latentes que la Iniciación enseña a emplear dinámicamente, así como el apretar el gatillo de un revolver descargado, no puede producir explosión alguna.
Tampoco hay miedo alguno de que el instrucción no se fije en alguno que haya alcanzado el grado de desarrollo requerido. Toda acción buena y desinteresada aumenta la luminosidad y el poder vibrante del aura del candidato enormemente, y tan seguramente como que el imán atrae la aguja, así también la brillantez del aura luminosa atraerá el instructor.
Por supuesto, es imposible describir en un libro dado al público en general los estados de la iniciación rosacruz. Hacerlo así sería una falta de lealtad y sería además imposible por falta de palabras para expresar los hechos. Pero está permitido dar un bosquejo general y mostrar el propósito de la iniciación.
Los Misterios Menores tratan únicamente con la evolución de la humanidad durante el Período Terrestre. En las tres revoluciones y media primeras de la oleada de vida en torno de los siete globos, los Espíritus Virginales no habían adquirido la consciencia de sí mismos. Debido a esto ignoramos como hemos llegado a ser lo que somos. Tiene, pues, que iluminarse al candidato sobre el asunto, así que bajo el impulso del Hierofante, durante el primer período de iniciación en el primer grado, su consciencia se dirige hacia la página de la Memoria de la Naturaleza que contiene los recuerdos de la primera revolución , en la que recapitulamos el desarrollo del Período de Saturno. el está aún en plena posesión de su consciencia diaria; sabe y recuerda perfectamente los hechos de la vida del siglo XX, pero está ahora observando conscientemente los progresos de la evolucionante hueste de espíritus virginales, de la que era una unidad en la Revolución de Saturno. En esa forma aprende como se dieron los primeros pasos en el Período Terrestre, hacia la meta de realización, la que le será revelada en un grado superior.
Habiendo aprendido la lección prácticamente, tal como se describe en el capítulo X, el candidato a adquirido conocimiento directo sobre el asunto y se ha puesto en contacto con las Jerarquías creadoras en su obra sobre el hombre; puede, por lo tanto, apreciar su valor beneficioso en el mundo y hasta cierto punto puede ponerse en línea con ellas, convirtiéndose de hecho en colaborador suyo.
Cuando llega el tiempo, para él, de pasar al segundo grado, se le facilita el que dirija su atención a las condiciones de la segunda Revolución del Período Terrestre, tal como están registrados en la Memoria de la Naturaleza; entonces observa con plena consciencia los progresos hechos en ese tiempo por los Espíritus Virginales, así como Peter Ibetson (el héroe de la obra "Peter Ibetson" de Jorge du Maurier, que recomendamos se lea por ser una descripción muy gráfica de ciertas fases de subconsciencia) observaba su vida infantil durante las noches en que "soñaba de verdad". En el tercer grado el discípulo estudia la evolución de la Tercera Revolución o Lunar, y en el cuarto grado ve los progresos hechos en la mitad de la Revolución que acabamos de pasar.Además hay otro paso en cada grado; el discípulo ve, además de la labor ejecutada en cada revolución, la obra realizada en la Época correspondiente durante nuestra actual estada en el globo D, de la Tierra.Durante el primer grado, estudia la obra de la Revolución de Saturno y su última consumación en la Época Polar.En el segundo grado, la obra de la Revolución Solar y su réplica: la Época Hiperborea.Durante el tercer grado observa la obra realizada en la Revolución Lunar, y ve cómo fue la base de la vida en la Epoca Lemúrica.Durante el cuarto grado ve la evolución de la última media revolución con su correspondiente período de tiempo en nuestra estada sobre la Tierra; la primera mitad de la Época Atlante que terminó cuando la densa niebla de la atmósfera desapareció y el Sol comenzó a brillar sobre la tierra y el mar; entonces terminó también la noche de inconsciencia, los ojos del Ego interno se abrieron por completo y pudo dirigir la luz de su razón sobre el problema de conquistar al Mundo. Ese fue el tiempo en que nació el hombre tal como hoy le conocemos.
Cuando en los antiguos sistemas de iniciación se oye hablar de que se sumerge en trance al candidato durante un período de tres días y medio, esto no es más que una referencia a esa parte de la iniciación que acabamos de describir, y los tres días y medio se refieren a estados pasados y no son, en manera alguna, días de venticuatro horas; varía el tiempo usado con cada candidato, pero en cualquier caso se le conduce a través del desarrollo inconsciente de la humanidad durante las Revoluciones pasadas, y cuando se dice que despierta al nacer el sol del cuarto día, es la forma mística de expresar que su iniciación es la obra de la carrera involucionaria del hombre que cesó cuando el Sol se levantó sobre la atmósfera aclarada de la Atlántida. Entonces se proclama al candidato "primogénito".
Habiéndose familiarizado con el camino que hemos transitado en el pasado, el quinto grado lleva al candidato al final del Período Terrestre, en el que una humanidad gloriosa está recogiendo los frutos de este Período y llevándoselos consigo de los siete globos sobre las cuales evolucionamos en cada Día de Manifestación, al primero de los cinco globos obscuros que son nuestra habitación durante las Noches Cósmicas. El más denso de ellos está situado en la Región del Pensamiento Abstracto, y en realidad el "Caos" de que se habla en la página 216 y siguientes. Este globo es también el Tercer Cielo, y cuando San Pablo habla de haber sido llevado al Tercer Cielo, donde vio cosas que no podía decir, se refería a las experiencias equivalente a las del quinto grado de los Misterios Rosacruces actuales.
Una vez que se la mostrado el fin del quinto grado, el candidato queda familiarizado con los progresos que se lograrán durante las tres revoluciones y media restantes del Período Terrestre; los cuatro grados restantes están dedicados a iluminarle sobre el asunto.
Por medio de la percepción así adquirida puede cooperar inteligentemente con los Poderes que trabajan para Dios, pudiendo, entonces, ayudar a apresurar el día de nuestra emancipación.
Con el objeto de rebatir un malentendido muy común, deseamos advertir a los estudiantes que no somos rosacruces por el hecho de estudiar sus enseñanzas, ni aún nuestra admisión en el templo nos califica para darnos ese nombre. El autor, por ejemplo, es únicamente un hermano lego, y bajo ninguna circunstancia se denominaría a sí mismo Rosacruz.
Sabemos sobradamente, que cuando un muchacho se ha graduado en gramática en una escuela, no por eso está en condiciones de enseñarla. Antes debe asistir a la escuela superior y a la facultad, y aún entonces puede muy bien no sentirse llamado a ser profesor en gramática. Similarmente en la escuela de la vida, no porque un hombre se haya graduado en la escuela de Misterios Rosacruces puede llamarse Rosacruz. Los graduados en las varias escuelas de misterios menores pasan a las cinco escuelas de misterios mayores. En las cuatro primeras, pasan por las cuatro Grandes Iniciaciones, y por último llegan al Liberador, en donde reciben conocimientos concernientes a otras evoluciones, y se les da la elección de quedarse aquí para asistir a sus hermanos o entrar en otras evoluciones como auxiliares. A los que eligen quedarse aquí como auxiliares, se les dan diversas tareas, de acuerdo con sus gustos e inclinaciones naturales. Los Hermanos de la Rosa Cruz, están entre esos compasivos, y es un sacrilegio usar indebidamente su nombre aplicándoselo uno a sí mismo, cuando no somos más que estudiantes de sus hermosas doctrinas.
Durante las últimas centurias los Hermanos han trabajado por la humanidad en secreto; cada noche, a media noche, hay un servicio en el Templo, en el que los Hermanos Mayores, asistidos por los hermanos legos que pueden dejar su trabajo en el mundo ( puedes muchos de ellos residen en lugares en los que aún es de día cuando es medianoche en el lugar donde está situado el Templo de la Rosa Cruz), atraen de todas partes del Mundo Occidental los pensamientos de sensualidad, avaricia, egoísmo y materialismo. Entonces tratan de transmutarlos en puro amor, benevolencia, altruismo y aspiraciones espirituales, enviándolos de nuevo al mundo para el mejoramiento y vigorización del bien. Si no fuera por este potente manantial de vibraciones espirituales, el materialismo habría ya concluido con todo esfuerzo espiritual, porque nunca ha habido edad más negra, desde el punto de vista espiritual, que los últimos trescientos años de materialismo.
Ahora ha llegado el tiempo, sin embargo, en el que los esfuerzos secretos deben sustituirse por un esfuerzo más directo, para promulgar una enseñanza definida, lógica y consecuente, respecto al origen, evolución y desarrollo futuro del mundo y del hombre, mostrando, a la vez, los aspectos espiritual y científico; una enseñanza tal, que no haga enseñanza alguna irreconciliable con la razón o la lógica; una enseñanza que satisfaga a la mente dando una explicación razonable a todos los misterios, enseñanza que no pide ni elude preguntas, siendo sus explicaciones a la vez lúcidas y profundas.
Pero, y éste es un "Pero" muy importante, los Rosacruces no consideran la comprensión intelectual de Dios y del Universo como un fin en sí mismo; lejos de ello: cuanto mayor es el intelecto, tanto mayor es el peligro de su mal uso. Por lo tanto, esta enseñanza científica, lógica y completa se da para que el hombre pueda creer en su corazón, lo que su cabeza ha sancionado, y para que comience a vivir una vida religiosa.
del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel
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