CURACIÓN VS SANACIÓN
Muy estimados amigos:
Debido a que en nuestro Centro Rosacruz de Córdoba, recibimos en forma constante en estos últimos tiempos, solicitudes de numerosos amigos que necesitan ayuda para el restablecimiento de su salud, a quienes atendemos por cierto de la mejor manera posible, ofreciéndoles la Solicitud por Salud para que la llenen con sus datos y la envíen al Departamento de Curación de la Sede Central, pues esta es la autorización para que actúen los Auxiliares Invisibles, que trabajan con los enfermos por las noches mientras descansan.
Por tal motivo, transcribo este artículo que tiene gran relación con la Curación y la Sanación, que fuera escrito por nuestro querido amigo Max Heindel, que es muy conocido por cierto, pero siempre puede haber alguien que lo lea por primera vez y le será, sin lugar a dudas, de gran beneficio para aplicarlo cuando sea necesario.
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Como la gran mayoría de la gente no hace distinción entre la Curación y la Sanación, es bueno explicar la diferencia, la que consiste en la cooperación o la falta de ella. Una persona puede iniciar la Curación de alguien por medio de masajes o drogas; el paciente, en cualquiera de estos casos es pasivo, como el barro que es moldeado por el artesano. No hay dudas de que bajo este tratamiento los problemas pueden desaparecer y la persona logre ponerse bien, pero esto constituye tan solo un alivio temporal.
El paciente no ha recibido la apreciación adecuada de la causa subyacente de su dolencia; no comprende que la enfermedad ha sido una consecuencia de haber violado las Leyes de la Naturaleza, siendo muy posible que vuelva a incurrir en los mismos actos, con el resultado de que sus dolencias retornen nuevamente. Una “Curación” es un proceso físico. La “Sanación” es radicalmente diferente.; en ella se requiere la cooperación tanto física como espiritual del paciente con el curador.
Para aclarar esto, lo mejor es visualizar la vida y el trabajo de nuestro Gran Líder, el Señor Cristo Jesús. Cuando la gente venía a El para ser sanada, no esperaban un tratamiento físico, sino que sabían que el alivio provendría a través del poder del Espíritu. Tenían una confianza ilimitada en El y el que esto fuera esencial, lo vemos en los incidentes que aparecen en el Capítulo XIII de Mateo donde se dice que El (el Cristo) fue con la gente con la que Jesús, el dueño original del cuerpo, había estado en los años de mocedad.
Ellos tan solo vieron al hombre exterior: ¿No es este Jesús, el hijo de José?; ¿No están sus hermanos con nosotros?, etc. Ellos creían que nada bueno podría salir de Nazaret y de acuerdo con su fe fueron los milagros recibidos. Leemos que “No hizo grandes cosas allí debido a su falta de fe”.
Pero la fe sin obras es cosa muerta y en cada caso cuando Cristo Sanó a alguien, esta persona tenía que hacer algo. Tenía que cooperar activamente con el Gran Sanador antes de que se produjera su sanación. El decía: “Extiende tu mano” y cuando la persona lo hacía desaparecía el mal; a otro; “Toma tu lecho y anda” y cuando lo hacía, sanaba; al ciego; “Ve y lávate en el pozo de Siloan”; al leproso, “Muéstrate a los sacerdotes y ofréceles tus presentes”, etc
En cada caso había una cooperación activa de parte de quien quería ser sanado, lo que ayudaba al sanador. Esos eran simples requerimientos, pero que debían ser cumplidos, así el espíritu de obediencia podía ayudar en la labor del sanador.
Cuando Naaman vino a Elías y pensó que este profeta iba a aparecer con un gran espectáculo de magia y ceremonias para limpiar las llagas del leproso, se sintió grandemente decepcionado.. Y cuando el profeta le dijo “Ve y lávate siete veces en el rio Jordán” se desesperó a tal punto que exclamó, ¿Acaso no tenemos grandes ríos en Asiria y por qué debo ir a lavarme en el Jordán? ¡Qué tontería!.
A él le faltaba el espíritu de sumisión que es absolutamente necesario a fin de que la sanación pueda ser llevada a cabo, siendo factible señalar que si no se actúa, no se recibe la Curación de su mal. Ni tampoco aquellos que fueron sanados por el Cristo, no hubieran sanado a menos que hubieran obedecido y hecho lo que se les pidió.
Esta es una Ley Natural que es absolutamente segura. Es la desobediencia la que produce la enfermedad. La obediencia, no importa que ello envuelva el bañarse en el Jordán o extender la mano, muestra un cambio de mentalidad, por lo que el hombre se encuentra, por lo tanto, en posición de recibir el bálsamo para la Sanación.-
FRATERNIDAD ROSACRUZ MAX HEINDEL
Colombres 2113 – Bº Lomas de san Martín
5.008 – Córdoba – Argentina
E-mail: cristianosmisticos@gmail.com
Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este aporte
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