lunes, 18 de marzo de 2019

Profecías Bíblicas - Por Elsa Glover - en you tube -



LUZ MISTICA

Profecías Bíblicas

   El hecho de tener algún conocimiento acerca del futuro nos brinda la oportunidad de prepararnos para el mismo.  No deberíamos ser como el hombre rico mencionado en el  Evangelio según San Lucas, en el Capítulo 12 (16-21), quien construyó graneros, cultivó y almacenó las cosechas y aunque tenía amplias reservas para muchos años, sin embargo era alguien que no tenía para sí mismo tesoros en el cielo para después de su muerte.
   El conocimiento del futuro también nos capacita mejor para ser fuertes en nuestra fe cuando nos encontramos en sufrimientos, crisis y situaciones difíciles.  Como Pablo escribe en la Segunda Epístola a los Corintios, Capítulo 4:17, esta aflicción ligeramente momentánea nos está preparando para un eterno peso de gloria más allá de toda comparación.  Al leer la Epístola a los Hebreos Capítulo 12: (6-11), se nos recuerda que el Señor disciplina a aquel a quien ama.  El nos disciplina a nosotros para nuestro bien, de modo que podamos compartir Su Santidad.  En el momento toda disciplina parece dolorosa, en lugar de placentera, sin embargo más tarde produce el pacífico fruto de la justicia a aquéllos que han sido entrenados en ella.
   Existe un acontecimiento que ocurrirá en el futuro para el cual todos debiéramos prepararnos: la muerte de nuestro cuerpo físico.  Cuando realizamos la transición del mundo material a los reinos superiores no podemos llevar con nosotros ninguna de nuestras posesiones materiales.  De esta manera, no existe necesidad de colectar aquí ningún tipo de cosas materiales, más allá de aquellos que pueden ser usadas o son necesarias durante nuestra vida en la Tierra.  Cristo nos advirtió con un consejo: “…no acumuléis tesoros en la tierra donde el moho y la polilla corrompen, donde los ladrones pueden asaltar y hurtar…sino, haced, para vosotros mismos, tesoros en los Cielos, donde ni moho ni la polilla corrompen, y donde los ladrones no pueden asaltar ni hurtar” (Mateo Capítulo 6: 19-20), y también;  ” …no os afanéis laborando por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para vida eterna” (Juan Capítulo 6: 27).
   En una parábola relatada por Cristo subyace alguna luz en cuanto a lo que ocurre después de la muerte, cuando se cuenta qué con la posesión de quién plantó la buena semilla en su campo mientras sus enemigos plantaron malezas en el mismo terreno.  Los sirvientes del hombre le preguntaron si ellos debían arrancar esas malezas espinosas, pero el hombre dijo: “No; no sea que al sacar y arrancar los espinos y malezas, arranquéis también juntos la buena semilla de trigo.  Dejad que ambos crezcan juntos hasta el día de la siega;  y en el momento de la cosecha yo diré a los cosechadores: arrancad primero los abrojos y malezas espinosas, la cizaña, y atadla en manojos para ser quemada, pero segad el trigo y llevadlo al granero”.  Durante la vida desarrollamos, tanto hábitos buenos como malos, y se deja que ambos crezcan juntos.  Sin embargo, después de la muerte, las tendencias negativas son “quemadas” o eliminadas de nuestra naturaleza por el fuego purgatorial, y los hábitos positivos son edificados dentro de nuestro cuerpo alma en los mundos celestiales, brindándonos bondadosa vida eterna. 
   Esta verdad fue expresada por Cristo cuando declaró en el Evangelio según San Juan Capítulo 8: 51,”…si alguno guardare mi palabra jamás verá la muerte” y por San Pablo cuando escribió: “…porque aquél que está imbuido en la mente carnal va a la muerte, pero el ser mentalmente espiritual es vida y paz”  (Epístola a los Romanos Capítulo 8: 6).
   Por nuestras buenas acciones sobre la tierra adquirimos riquezas en el cielo.  La única manera de llevarnos algo al cielo es invertirlo en buenas acciones, previamente en la tierra.  Cristo dijo al joven rico: “vende cuanto tienes, dalo a los pobres y tendrás tesoros en los cielos” (Mateo Capítulo 19: 21).
   Otro evento futuro, acerca del cual se habla en la Biblia, es el matrimonio místico.  Esto está simbólicamente descripto en el Evangelio según San Mateo Capítulo 22: 1-14, en la historia del rey que dio una fiesta o banquete de bodas para su hijo, invitando a muchos que dieron excusas para no asistir, entonces, en cambio, fueron invitados vagabundos y personas de la calle, tanto buenos como malos.  Un huésped que vino sin vestido de bodas, fue expulsado afuera.  El matrimonio místico representa simbólicamente la unión de la conciencia individual y la conciencia cósmica.  Esto involucra el aprendizaje de cómo unir en concordia la cabeza con el corazón, o la ciencia con la religión, lo cual tiene lugar en el santuario íntimo.
   Debemos notar que tantos buenos como malos, fueron invitados al banquete de bodas.  Todos nosotros estamos invitados a prepararnos para la boda mística, pero así como el huésped que carecía de vestido de bodas fue impelido a abandonar la sala, de igual manera también, no seremos capaces de asistir a nuestro banquete de bodas y realizar el matrimonio  hasta que tengamos un apropiado vestido nupcial.  El vestido nupcial es el cuerpo del alma o cuerpo-alma, el cual compuesto de los dos éteres superiores del cuerpo vital.  En el libro de Revelación en el Capítulo 19: 7, leemos que, “han llegado las bodas del Cordero y su Esposa se ha preparado.  Sí a ella se le ha concedido estar vestida de fino lino, brillante y limpio, porque el lino representa los actos justos de los santos”.  De esta manera el vestido de bodas o manto nupcial es realizado o tejido mediante hechos de justicia, una vida correcta o realizaciones puras.  
   Unos pocos pioneros de la raza humana han experimentado ya el matrimonio místico o lo expresarán en un futuro muy cercano, pero hasta tanto la mayoría de las personas sobre la tierra hayan tejido sus propios vestidos de bodas no retornará el Cristo a la Tierra, a establecer la Nueva Jerusalem.  Alguna de las cosas que deben suceder antes de que la humanidad irrumpa en este glorioso estado, se encuentran mencionadas en el Evangelio según San Marcos Capítulo: 13: 1-25, donde se declara que se levantará nación contra nación y reino contra reino, y el hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre a su hijo, y los hijos se levantarán contra los padres y les darán muerte.  En edades pasadas, bajo la guía se los Espíritus de Raza, los hombres aprendieron a trabajar como una unidad dentro de una familia, tribu o nación, y por ese modo de actuar, se limitaron porque así el individuo estaba sujeto a las leyes y costumbres del grupo en lugar de ser “libre” como una unidad creativa e independiente.  De este modo el desarrollo de la autoconciencia individual y el sentido de la omni-conciencia se ve limitado.   Cuando los grupos tratan de promover sus propios deseos, no teniendo en consideración los deseos de otros, producen una situación de conflicto entre sí y los resultados son las guerras.  Las guerras, producen sufrimiento y el sufrimiento conduce a las personas a tomar conciencia de que al tratar un grupo de promoverse a sí mismo a expensas de otro, puede conducir al sufrimiento de todos.  De este modo individuos comienzan a expandir su autoconciencia y a emanciparse de su propio grupo, y entonces, ellos, expanden su propia omni-conciencia y aprenden a armonizar y simpatizar con las personas de los otros grupos. De esta manera, las personas y pueblos aprenden a tratarse todos como hermanos.  
   Se declara ulteriormente que “habrá terremotos en diferentes lugares” antes del Segundo Advenimiento.  A medida que el hombre se involucra en la acción y reacción, sus necesidades ambientales cambian.  Y a fin de realizar estos cambios, los arquetipos para los continentes son modificados en el Mundo del Pensamiento y entonces hay terremotos sobre la Tierra, para manifestar las modificaciones planeadas.
También previamente, al Segundo Advenimiento, “se levantarán falsos cristos y falsos profetas y mostrarán señales y maravillas, para engañar, aún si fuera posible a los elegidos…y los poderes y potestades del cielo serán conmovidos”.  A medida que las personas y pueblos comienzan a emanciparse de la dominación de los Espíritus de Raza,  de las Religiones de Raza, algunos buscarán otros líderes, y algunos seguirán falsos profetas.  Entonces será necesario el consejo brindado en la Primera Epístola del Apóstol San Juan, Capítulo 4: 1.  “No creáis a cualquier espíritu, sino examinad los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido en el mundo”.  También será muy bueno y conveniente mantener en la mente las palabras de Cristo, del Evangelio Según San Mateo, Capítulo 12: 33.  “El árbol es conocido por sus frutos”.
   Cuando el orbe de la tierra y su humanidad estén listos, entonces Cristo vendrá.  En el Evangelio según San Marcos Capítulo 13: 26 está escrito: “…entonces verán al Hijo del Hombre viniendo en las nubes con gran poder y gloria”.  Cristo en ocasión de Su Segundo Advenimiento no vendrá en un cuerpo físico denso.  Cuando retorne, el cuerpo vital será el vehículo más denso usado por Él, y por lo tanto, Él viajará en las nubes.  En el libro de Revelación de San Juan Capítulo 19: 6-7 está escrito: “Entonces escuché lo que parecía ser la voz de una multitud, a semejanza del sonido de muchas aguas y como el rumor de la tormenta, gritando y aclamando, “Aleluya…. Porque ya ha llegado el matrimonio del Cordero”.  Y en la Primera Epístola a los Corintios de San Pablo, Capítulo 15: 51-52 leemos que todos nosotros seremos cambiado en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al sonar la trompeta.  Bajo las presentes circunstancias, el cuerpo-alma es mantenido en el cuerpo físico denso por la presión normal del aire.  En ocasión de la Segunda Venida, las vibraciones atmosféricas, a semejanza de las presiones de los truenos o sonidos magníficos de trompeta, elevarán los cuerpos-almas de las personas fuera de sus cuerpos físicos densos.  Y de allí en más, las personas vivirán en el aire.  Cristo entonces establecerá la Nueva Jerusalem sobre la tierra.
   Las características de la Nueva Jerusalem son descriptas en el libro de Revelación de San Juan en los Capítulos 21, 22.  “Nada sucio o impuro entrará en ella, ni nadie que practique falsedad o abominación”, “benditos son aquellos que lavan sus vestiduras…ellos pueden entrar en la Ciudad”.  Aquéllos que han vivido vidas negativas no tendrán cuerpo-alma y así no serán capaces de funcionar en la Nueva Jerusalem.   “Y no vi templo en la ciudad porque su templo era Dios Todopoderoso y el Cordero y la ciudad no necesitaba del Sol o la Luna brillando sobre ella, porque la gloria de Dios la iluminaba y su lámpara era el Cordero”.  Los hombres no necesitarán influencias externas como de espíritus de raza, (representados por la Luna) para obligarlos a hacer el bien.  Los hombres aun pasarán la necesidad de asistencia del Cristo (representada por el Sol) porque cada hombre entonces habrá desarrollado la Luz interior que lo guíe.
   El Árbol de la Vida será en la Nueva Jerusalem y “el sacudirá cada lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni habrá lamento, ni llanto ni dolor”.  
   Cuando el hombre viva en el aire, en su cuerpo-alma, aprenderá a trabajar con fuerzas etéricas.  Entonces será capaz de curarse y rehabilitar su cuerpo vital a voluntad.
   Aún después de que la Nueva Jerusalem haya sido establecida, más logros le esperan.
   En el Arca de la Alianza, la cual representa el cuerpo de alma, y la Vara de Aarón, que representa la habilidad futura del hombre de cambiar el poder creativo (transmutar) hacia arriba a través de la laringe, para que las cosas puedan ser creadas por medio de la palabra hablada.
   En tiempos futuros aprenderemos a crear, el cuerpo vital, el cuerpo de deseos y el cuerpo mental de lo que hoy son los minerales.  Como lo dijo Cristo: “El que en mí cree, las obras que yo hago, el las hará también, y aún mayores hará” (Juan 14: 12).
   La senda de la evolución ha sido para nosotros, pero nosotros tenemos el libre albedrío de escoger, viajar directamente hacia la meta o en cambio tomar atajos y curvas a lo largo del camino.  El camino directo lleva menos tiempo y envuelve menos sufrimiento, pero también requiere más fuerza de voluntad para acomodar la visión rectamente hacia la meta, para que cada paso nos lleve directamente hacia ella.  De este modo mantengamos nuestra mira en Cristo y en las cosas que Él nos enseñó, para tan pronto como sea posible, ese futuro pueda ser establecido en la Tierra.-

Trascrito de Artículos de RAYOS de la Rosa Cruz
De Marzo de 1983
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