lunes, 2 de julio de 2018

El fluido vital - Capítulo 20 - vídeo en facebook -

CAPÍTULO 20 
EL FLUIDO VITAL 

La vida de cada pequeña célula dentro del Templo Vivo depende del fluido que fluye hacia la fuente viviente. Este fluido se llama sangre. Usualmente lo consideramos un fluido denso, rojo y bastante desagradable a la vista, al punto que algunas personas se desmayan con sólo verlo. Esto sucede porque la sangre no fue diseñada para ser observada. 
Corriendo a través del cuerpo, de las venas y arterias, trae vida y salud. Pero que se desplace hacia afuera del cuerpo, a través de una herida, causa enfermedad y muerte. Si pudiéramos ver el flujo de sangre a través del cuerpo, o a través de todas las arterias y venas, si pudiéramos entender lo que hace por el Templo y por cada uno de sus pequeños trabajadores, sin duda no nos molestaría ver unas pocas gotas de este líquidovi. Deberíamos reconocer que es verdaderamente un fluido vital y que cada pequeña gota de sangre conlleva una pequeña parte de La Vida de Dios y la está transportando rápidamente a un destino que la necesita. 
El fluido vital fluye a través de cada parte del Templo viviente, excepto en la parte externa de la piel, la epidermis, y en la parte externa del ojo o córnea, en las uñas y en el cabello, los que se alimentan de un líquido llamado linfa. Si algo impide que la sangre llegue a algún lugar del Templo con su carga vital, esa parte mengua y muere en menos de dos días. 
La salud de cada célula depende de la facilidad con que la sangre la alcance. Cuanto mayor es el acceso de la sangre a la célula, mayor es su salud. El peso de la sangre es aproximadamente una decimotercera parte del peso corporal. Un niño o niña que pese treinta kilogramos tiene alrededor de un kilo y medio de sangre. Un adulto que pese 65 kilogramos tiene aproximadamente cinco kilos del fluido vivo. 
Una cuarta parte de la sangre está en el corazón, en los grandes vasos sanguíneos y en los pulmones, otra cuarta parte está en el hígado, una cuarta parte más está en los músculos y el último cuarto en la piel. De acuerdo con el plan del Gran Arquitecto, la sangre se reparte entre todas las zonas del cuerpo de tal manera que cada una tenga suficiente cantidad para hacer perfectamente sus respectivos trabajos. 
Pero en el flujo normal nunca hay suficiente sangre para llenar por completo cada parte. Cuando los trabajadores de cualquier área están ocupados, es necesario que obtengan una cantidad adicional de sangre de la que necesitan cuando están en reposo. Si estás cortando madera, tus trabajadores musculares necesitan más sangre que los trabajadores de tu sistema nervioso. Por la misma razón, luego de una gran comida, los pequeños trabajadores que se ocupan de la digestión necesitan más sangre de lo que en ese momento necesitan las células cerebrales. 
Por otra parte, el trabajo mental requiere un suministro considerable de sangre al cerebro, razón por la cual, nunca debes comenzar a estudiar inmediatamente después
de comer. Si lo haces igual, tanto los trabajadores del cerebro como los trabajadores de la digestión, exigirán más sangre al mismo tiempo y, dado que no es posible satisfacer las solicitudes de ambos simultáneamente, el envío de sangre tendrá que ser retrasado. Se te ha creado una situación análoga a la que te encuentras cuando tu madre y tu padre te llaman al mismo tiempo desde direcciones opuestas. Por lo tanto, te será imposible concentrarte de la mejor manera mientras transcurre la primera parte del proceso digestivo. 
Examinado de cerca, el fluido vital es realmente muy hermoso. Puedes darte cuenta analizando una gota de sangre bajo el microscopio. Mira primero esas pequeñas columnas móviles que consisten en cuerpos circulares, con forma de galletas, todas las cuales están alineadas una al lado de la otra. Estos son los corpúsculos o glóbulos rojos de la sangre. Lo de corpúsculos proviene del latín corpus, que significa cuerpo, combinado con la desinencia final de pequeño. 
Bajo el microscopio, los glóbulos no parecen rojos, sino más bien de un color de paja pálida. Son tan pequeños que, si ponemos trescientos uno al lado del otro o quinientos superpuestos, alcanzarían respectivamente la longitud y la altura de sólo un milímetro. En un espacio cúbico con el lado de un milímetro, puede haber cinco millones de estos corpúsculos. 
Cada uno de ellos está excavado en cada lado y tiene un borde más grueso. Los glóbulos rojos contienen una sustancia colorante llamada hemoglobina que da color a la sangre. En los pulmones, esta sustancia colorante se combina con oxígeno y transforma el color de la sangre de un rojo púrpura a un rojo más brillante. 
Al observar la sangre a través del microscopio, se pueden ver también otras células más grandes. Estos son los glóbulos blancos. Estos corpúsculos blancos no son tan numerosos como los rojos: por cada setecientos glóbulos rojos, sólo hay un blanco. Estas células blancas juegan una tarea muy importante. Podríamos definirla como la de policías que viajan en el fluido vital comprobando que ningún enemigo entre en ti. Si un germen entra en la sangre, los corpúsculos blancos lo atacan y lo destruyen. 
Cuando se luxa un tobillo o una astilla entra en un dedo, la parte afectada comienza a hincharse y a doler. El dolor es causado por la solicitud de ayuda que envían los nervios. La hinchazón es debido al flujo de sangre para remediar la dislocación o lesión. Los corpúsculos blancos se apresuran a miles para destruir los gérmenes y proteger la parte herida. Los glóbulos rojos se congregan en millones llevando comida y agua a las células debilitadas, haciendo todo lo posible para restaurarlas. Esto sucede cuando cualquier parte del cuerpo está afectada o enferma. La curación y reparación es la misión principal de la sangre. El fluido vital también incluye muchos otros cuerpos pequeños cuyas funciones y actividades aún continúan aclarándosevii. 
Alrededor del ochenta por ciento de la sangre es un fluido y este fluido se llama plasma sanguíneo. Inmediatamente después de un corte o rasguño de la piel, la sangre sale rápidamente y es de color rojo brillante. En cinco minutos se vuelve más densa, fluye más lentamente y se convierte en un rojo más oscuro. Entonces el flujo se interrumpe por completo. La sangre formó lo que se llama un coágulo, que es uno de los medios de la naturaleza para detener el sangrado. En el caso que una persona sufra un corte grande en un vaso sanguíneo importante, la sangre no alcanza a formar un coágulo suficientemente grande como para obstruir la herida, por lo cual, la sangre continúa saliendo y la persona fallece sangrando. 
El fluido vital que proviene de la fuente viviente del Templo, lleva a los pequeños corpúsculos con su carga de vida hacia cada célula que trabaja en el cuerpo. En esa carga hay oxígeno y comida. El oxígeno es cargado en los pulmones, donde fue tomado del aire que se ha inspirado. Por ello, es absolutamente necesario para la salud de todos los miles de millones de células, que en los pulmones ingrese aire fresco y puro. De lo contrario, los pequeños corpúsculos no tendrían alimento suficiente para llevar a todos los pequeños trabajadores del Templo viviente. 
Sin un suministro suficiente de oxígeno, las pequeñas células del cuerpo son atormentadas y sufren como una planta sofocada, se vuelven débiles y malhumoradas como ocurre con los niños que siempre están encerrados dentro de su casa. El oxígeno es una parte indispensable de la carga. La primera y última acción realizada por el hombre es respirar: el primer llanto de un bebé recién nacido y el último aliento de un hombre moribundo. 
Cada respiración provee de oxígeno a los pulmones, donde la sangre espera ser cargada con nueva energía de vida. Las pequeñas células respiran oxígeno mientras respiramos el aire puro; el oxígeno las restaura y les da energía. También lo usan para quemar materiales de desperdicio que acumularon con su trabajo. Cuando quieres encender el fuego en la estufa, abres la válvula de extracción, lo que permite que entre aire. Es el oxígeno presente en el aire que permite la combustión y, de la misma manera, es oxígeno presente en el cuerpo que ayuda a quemar los mencionados desechos. 
La comida para las células es otro componente de la sangre. Las células que trabajan tienen hambre y necesitan comer como lo hace la gente trabajadora. La sangre por lo tanto también contiene alimento para ellas: si la comida es saludable, la sangre también es saludable; si la comida es pobre y no nutritiva, las pequeñas células estarán desnutridas y crecerán pálidas y sin fuerza.

del libro

La Historia de Un Templo Viviente 
UN ESTUDIO DEL CUERPO HUMANO 
FREDERICK M. ROSSITER, B S., M.D. Y MARY HENRY ROSSITER, A.M.
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