miércoles, 20 de febrero de 2019

LA SANTIDAD DE LA PALABRA… Sue Goske - en you tube -



LA SANTIDAD DE LA PALABRA…

   Max Heindel escribió que “el uso de las palabras para expresar el pensamiento es el más elevado privilegio humano”.  La laringe, instrumento del habla, fue originariamente parte del órgano creador.  “La laringe fue construida cuando el cuerpo denso se encontraba aún en posición fetal, semejante a la que hoy tiene el embrión humano.  Cuando el cuerpo denso se enderezó y se tornó erecto, parte del órgano creador permaneció en la parte superior de este vehículo, y de allí se formó luego la laringe”.
   La fuerza creadora dual se dividió.  Una mitad trabajando en la dirección de los órganos sexuales reproductores, mientras que la otra fue dirigida hacia la parte superior para construir el cerebro y la laringe.
      El poder de la palabra es creador.  Se hizo posible por la fuerza vital creadora y por lo tanto es sagrado.  La Palabra, segundo aspecto del Ser Supremo, trajo a la existencia a todo lo que es.  Dios dijo: “Hágase la Luz” y se hizo la luz.  Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto esta capacidad creadora está reflejada en nosotros.  Somos dioses en potencia, así que cada vez que hablamos, estamos ejercitando un poder que nos fue otorgado por Dios.
   Aprendemos a tientas, por error, por causa y efecto, de aquello que creamos.  Dijo Cristo que “De cada palabra inútil que el hombre habla, deberá dar cuenta el día del juicio.  Pues por vuestras palabras seréis justificados y por vuestras palabras seréis condenados”.  Esto hace referencia al proceso por el cual creamos nuestro propio Libro de Vida.  Los éteres, que inspiramos, llevan consigo una exacta cuenta de cada palabra, pensamiento, sentimiento y actos nuestros.  Estos son transmitidos a partir de los pulmones a la sangre que circula a través del corazón en cada momento de nuestra vida; estampa un registro exacto sobre el átomo simiente del corazón que el Libro de la Vida, por el cual somos juzgados.  Estamos creando, pues,  a cada momento nuestro futuro.
   La Rosa Cruz  simboliza la meta futura del hombre.  Cuando el hombre está parado con los brazos extendidos, de manera que el cuerpo forma la figura de una cruz, nos damos con que la posición de la laringe se corresponde con la rosa blanca y pura del Emblema.  La “sangre” sin pasiones de la planta asciende por su tallo para estallar luego en el casto órgano reproductor de la planta, la rosa.  De la misma forma cuando el hombre dirija toda su fuerza creadora, inclusive aquella destinada a la generación, que más a menudo se usa para gratificación, hacia arriba, la laringe se espiritualizará.  Como el cáliz que corresponde al Grial, guardando en su seno el órgano reproductor de la planta, la laringe será la vasija que contenga la fuerza vital purificada, conservada y transmutada.  La voz tendrá entonces el poder de bendecir, de curar y de crear de manera dinámica.  Saltará a la vista entonces, que el aspirante espiritual deberá resguardar la palabra del mal uso; así como la función creadora que se emplea con mero sentido de gratificación disipará la fuerza vital.  El tercer Mandamiento dice: “No tomarás el Nombre del Señor Vuestro Dios en vano, pues el señor no dejará sin culpa a aquél que Tome su Nombre en vano”. 
   El “Nombre” referido, puede ser interpretado como el poder creador de la palabra Sagrada, y al ser usado en vano es el uso equivocado o abuso de la función creadora, o bien el abuso de la palabra hablada.  Este uso en vano resultará en un pecado imperdonable por el cual el Señor, o la Ley, no lo tendrán sin culpa, y que por lo tanto deberá ser expiado mediante la mente y el cuerpo debilitados como resultados de lo mismo hasta que se aprenda a respetar la fuerza vital.
   Debería estar sobreentendido que el aspirante espiritual debería tener respeto y reverencia por su fuerza creadora para emplearla con Santidad, cuidando asimismo la palabra, ya que va camino hacia el día en que la laringe se espiritualizará y cargada con el poder de la fuerza vital ascendente hablará la Palabra Perdida.  Las palabras dichas con este poder tienen la virtud de bendecir y de curar como las de los Discípulos, quienes lo hacían en el “Nombre” de Cristo.  La copa que guardará en su seno este poder deberá estar limpia y sin mácula.  Por los labios, que son los portadores que abren hacia este sagrado lugar, no deberá pasar crítica alguna, que es como el ácido que corroe las relaciones, así como el crecimiento del alma del que lo hace.  Difícilmente puedan imaginarse imprecaciones saliendo de la misma boca que expresa palabras de Luz, Amor y Curación.  Por lo tanto, el aspirante espiritual deberá refrenarse en forma persistente de expresar exageraciones, mentiras, y cualquier otra clase de relatos inadecuados que puedan producir inarmonía entre los vehículos superiores, así como de la conversación banal y sin propósito que no hace más que disipar fuerza vital, el quejarse, que igual que la crítica, encuentra y enfatiza “lo malo en todo”, en vez “de lo bueno” que lleva en sí el poder de transmutar el mal, y cualquier otra forma de chisme o de cualquier otra clase de conversación destructora.  “Antes que la voz pueda hablar en la presencia del Maestro, deberá perder su poder de lastimar” (Mabel Collins) así como rezamos en nuestra Oración para los Estudiantes: “Haz que las palabras de mis labios sean gratas a Tus Ojos, Oh Señor, mi Fuerza y mi Redentor.
   La sangre que lleva el Registro de la Vida al corazón, tal como mencionáramos antes, está simbolizada por las siete rosas rojas de la Rosa Cruz.  Cuando el hombre se purifica y logra control sobre sus deseos, la sangre se purifica y al pasar por el corazón, deja un registro puro.  Así pues, las “meditaciones del corazón son también aceptables ante la vista del Señor”.  Cuando se habla de tal corazón, las palabras tienen el poder de curar y de bendecir.  Debemos observar nuestras palabras: ¿decimos lo que sentimos y sentimos lo que decimos?  ¿Impregnamos nuestras palabras con el poder del alma. Inyectándolas con esta sinceridad viviente y con amor?  Está registrado que cuando Cristo enseñaba a la gente, lo hacía en posesión de autoridad, no como los escribas, porque el espíritu de la Ley, el Amor, la Luz y la Vida llegaba junto con sus palabras.  Max Heindel escribió que: “El Espíritu Santo es el Dios de la raza, por tanto todas las lenguas son expresiones de Él”  Es por eso que los apóstoles al estar plenos y unidos con el Espíritu Santo, hablaron lenguas diferentes y convencían a aquellos que los escuchaban.  Sus cuerpos de deseos habían sido suficientemente purificados como para atraer la tan ansiada unión y es hacia esta meta hacia donde dirigirá un día el discípulo sus esfuerzos: “El poder de hablar en todas las lenguas”.  Así como Cristo les aconsejaba a Sus discípulos a no preocuparse acerca de lo que dirían porque las palabras les serían dadas, así cuando hayamos logrado esta comunicación del corazón, las palabras nos serán dadas, también, con el espíritu de Dios en ellas.  Pablo escribió que: “Aunque yo hablara lenguas humanas y angélicas y no tengo amor, soy como bronce que resuena o un címbalo que retiñe”.  Podemos practicar observando nuestra conversación diaria, diciendo lo que sentimos y poniendo sentimiento en nuestras palabras.  Las palabras se transformarán en oraciones y podrán impartir esperanza, amor, coraje y elevación.
   Escribió Max Heindel, refiriéndose al futuro Período de Júpiter, que una reproducción exacta de lo que se va a hablar, se hará presente a nuestra visión interna, la que también será visible a aquél que la escucha.  Ya no habrá un concepto errado entre lo que se quiere transmitir y lo que se dice.
   El hombre verá las cualidades internas; el cuadro de ensueños del Período Lunar, combinado con las cualidades externas conscientemente desenvueltas durante el Período Terrestre, resultará a una conciencia Pictórica Auto-consciente.  Tendrá entonces el hombre una percepción y comprensión profundas de lo que le rodea.  En el período de Venus podrá darle vida en sus cuadros y lanzados a partir de sí hacia el espacio como objetos independientes.  No obstante que estas cosas puedan parecernos lejanas en la actualidad, es sin embargo, ésa la dirección hacia la cual nos estamos dirigiendo y como el aspirante espiritual se está esforzando en adelantar terreno en una forma más directa que las masas, le resultará de ayuda mantener estas ideas firmes en su conciencia.  Es útil también el tener presente que los Hermanos Mayores han logrado ya la conciencia pictórica de Júpiter y que son miembros de nuestra oleada de vida.  Son ejemplos que brillan cual faros para señalarnos que nosotros también tenemos la posibilidad y la capacidad de realizarnos al igual que ellos.
   Es interesante notar algunas frases de uso corriente que nos llegan tales como “sobre mi palabra” y “Te doy mi palabra” en conexión con la santidad de la palabra hablada y su importancia futura.
   Otro aspecto acerca de la palabra y el habla es EL SILENCIO.  Se dice que el silencio es oro.  El silencio es ciertamente una ayuda para conservar las fuerzas vitales así como para crear un lugar silencioso por dentro donde la vocecita queda, de nuestro interior se haga oír.  En los “Preceptos para el Estudiante Rosacruz” se nos advierte que busquemos siempre esforzarnos por lograr paz, equilibrio y silencio para nuestro crecimiento anímico.  Hagamos todo el esfuerzo para ser guiados por el Cristo interno, hablando sólo lo bueno, y adiestrándonos en el ejercicio de nuestra capacidad creadora para la gloria de Dios.

Trascripto de Artículos de RAYOS de la Rosa Cruz
-De Enero de 1983-
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