lunes, 18 de febrero de 2019

DESARROLLANDO EL CRISTO POTENCIAL - Dagmar Frahme - en you tube -



DESARROLLANDO EL CRISTO POTENCIAL

   Como estudiantes ocultos se nos ha dicho repetidamente que es el Cristo Íntimo el que salva, por arriba, y delante nuestro está el desarrollar y despertar el Cristo dentro de nosotros mismos, y que sólo de esta manera y en este sendero seremos capaces de retornar nuestro viaje a Dios.  Pero, ¿qué es precisamente este Cristo Íntimo,  y cómo logramos manifestarlo?
   Simplemente definido, podríamos decir, el Cristo interno es la divinidad, la cual es la personal real.  Todas las características físicas y rasgos personales que influencian tanto hoy nuestro pensamiento acerca de nuestros semejantes, son solamente temporarios.  Cuando nuestro tránsito evolucionario en este periodo de manifestación esté completado, la divinidad manifestada dentro de nosotros permanecerá como el factor permanente.  
   Cristo Jesús dijo: “Las mismas cosas que Yo hago haréis vosotros y aún mayores que éstas”.  Existe en nosotros casi literalmente el potencial  de ser como Cristo, realizar los mismos milagros que El realizó y emplear el mismo poder cósmico que el Cristo continuamente usa.  Obviamente no podemos soñar con transformarnos a la semejanza de Cristo hasta que aprendamos a comprender y a vivir su Religión de Amor ninguna cantidad de conocimiento o erudición nos acercará un ápice en el sendero de la Cristificación, a menos que su Amor Universal exista dentro de nuestro corazón, propulsándonos a sentir su compasión, a servir a la humanidad y a las oleadas de Vida involucradas detrás nuestro.
   Compasión, inegoísmo, servicio y aspiración son las cualidades a las que deberíamos dedicarnos en su más intensa manifestación en nuestros intentos para desarrollar el Cristo potencial.  Lo más simple y fácil será establecer deseos personales fuera de nuestra órbita y cultivar el inegoísmo,  el cual nos capacitará para servir entusiastamente.  Al mismo tiempo, debemos aspirar, volviendo a nuestros pensamientos hacia los reinos espirituales, atrayendo sobre nosotros el perpetuo irradiar del Espíritu fortalecedor y guiador en nuestros esfuerzos, para consolarnos y avanzar con valor por las situaciones a las cuales estamos casualmente ligados.
   Largo tiempo atrás Cristo trajo la Religión del Hijo –la Religión del Amor- la cual debía reemplazar y suceder a la Regla Jehovística de la Legalidad, bajo la cual la evolución humana había progresado por miles de años.  A la humanidad le había sido el Tabernáculo en el Desierto.  Este era el sistema de la Escuela de Misterios Atlante donde los hombres podían encontrar al Señor cuando se hubiesen calificado adecuadamente a sí mismos por medio del Servicio y el pleno desarrollo del Ser Superior.  Simbólicamente, el Tabernáculo y sus citas muestran el sendero de progreso espiritual que debemos tomar dentro de nosotros mismos.  Una vez que hemos seguidos los pasos aquí indicados, habremos plasmado la ley dentro de nosotros y desarrollado el Cristo Potencial. 
   Los Cuatro Evangelios del Nuevo Testamento, conteniendo el delineamiento de la vida y ministerio de Cristo-Jesús son también fórmulas iniciáticas para las experiencias que toda la humanidad debe hallar en el Camino a la Verdad.  Las parábolas de Cristo implican tanto una interpretación obvia y llana como un significado oculto.  A medida que estudiamos la Biblia y nos mostramos dignos de recibir instrucciones ocultas de la Verdad, nos será dada la clave por la cual es posible una interpretación más profunda de los mensajes bíblicos.  De esta manera también, somos ayudados a desarrollar el Cristo Potencial.
   Aún, sin embargo, si intentamos vivir de acuerdo a la vida de Cristo Jesús, Simplemente comprendida, tenemos una larga senda a nuestro logro.  El retorno y curso positivo a la benignidad tan evidente en todos los contactos de Cristo Jesús con la multitud no ha sido igualado por nadie de quien tengamos información histórica.  Si pudiéramos aprender a vivir en esta forma, habremos logrado en verdad cosas excelsas y grandiosas.
   El Cristo Potencial no puede ser desenvuelto a menos que estemos preparados para cultivar los tres “autos” Autoconfianza, Automaestría y Autosacrificio.
   Un énfasis en la autoconfianza es la característica particular en el método Rosacruz de consecución superior.   El estudiante posee cierta guía pero se espera que desarrolle sentido de responsabilidad consciente, independencia de voluntad y competencia de juicio.  Si no podemos aprender a actuar responsable e inteligentemente para nosotros mismos, no podemos esperar intensificar el Poder que nos permitirá algún día hacer lo El hizo.
   Autoconfianza o autoseguridad  no es siempre la cualidad más bienvenida.  Aún los probacionistas son a menudo tentados para dejar que algún otro decida por ellos o buscar a otro confiable para reemplazarlos en tiempos de crisis.  Tomar decisiones es más duro para algunos que para otros, por supuesto, pero existe siempre una fuente de ayuda y de Guía si nos volvemos hacia la misma.  Todos nosotros sabemos por experiencia que los Poderes Superiores están dispuestos a ayudar a aquéllos que sinceramente luchan y los buscan.  Si nos comprometemos en oración científica regular y continuamente –no sólo cuando estamos desesperados- nos será dada la guía que necesitamos cuando la autoconfianza parece transformase en una pesada carga.
   La Automaestría –la llave al Potencial Cristo- es el dominio de la baja naturaleza por parte del Ser Superior, la completa aniquilación de todos los deseos destructivos y de todo tipo de egoísmo.  Significa la habilidad en todo momento, para enfrentar a toda tentación, renunciar a los intereses propios en aras  del Altruismo.  Implica y significa conducirnos siempre de acuerdo con la Ley Natural en todas las cosas, desde la dieta y otros aspectos de nuestro patrimonio físico, hasta nuestras relaciones con otras personas, el sabio uso de los pensamientos de tiempo y energía y las particularidades de nuestra propia devoción espiritual.  Implica también sobre todo, el desarrollo de  la persistente necesidad de lograr todo lo digno.  Significa el establecimiento del equilibrio -las condiciones de la Paz interna y externa que finalmente suplante los ciclos de exaltación y depresión que afligen tempranamente a los aspirantes espirituales en su mayoría.  La automaestría es aquel envidiable estado del Ser cuando fehacientemente podamos decir junto a San Pablo: “Ninguna de estas cosas me conturban o mueven”.  Es el estado que logramos cuando podemos permanecer incólumes por las turbaciones de cualquier cosa que acontezca en nuestra existencia mundana y nos mantiene siempre a tono y despiertos a los factores espirituales de nuestra evolución.
   El autosacrificio va mano a mano con la automaestría y es difícil lograr una pizca siquiera de una virtud sin adquirir algo de la otra.  El Auto sacrificio es la condición de darse uno mismo totalmente al servicio de los otros y a la ulterioridad del Plan e Dios.  Implica no el darse uno en sí sino el entregarse con gozo y sin restricciones ni miramientos a las necesidades superiores y a los logros excelsos.
   Si en algún sentido hemos escatimado o especulado nuestros esfuerzos para servir, no hemos aprendido todavía el significado del autosacrificio.  El último autosacrificio por supuesto, fue realizado por Cristo cuando penetró a la Tierra como Espíritu planetario interno, y entonces debemos tener presente el significado cósmico de este acto para ver cuan insignificantes son los “sacrificios” así llamados por nosotros de los cuales tantas veces nos envanecemos y nos sentimos orgullosos.
   Todo esto nos conduce ahora a pensamientos de hermandad como los que existirán en la nueva Era Acuariana.  La Hermandad abroga el sentido de intereses egoístas: no puede ser lograda a menos que el sentido de egoísmo sea puesto a un lado.  En nuestro mundo presente y particularmente entre aquellos de nosotros que nos hemos desarrollado en especial más a lo largo de lineamientos ocultos e intelectuales, la tendencia en cada persona de ser una ley dentro de sí mismo es muy grande.  Todos nosotros hemos sentido en uno u otro momento que estábamos absolutamente acertados acerca de un asunto particular y que todo otro punto de vista inválido, errado o tonto.  La mayoría de nosotros, también, hemos sentido que determinada ley o principio reglamentario estaba bien para otras personas que lo aplicaban, pero no para nosotros. ¿No es esto, interés circun-egoico?  A fin de desarrollar completamente el Cristo Potencial, debemos aprender a vivir por sobre la ley, no descuidándola, sino reteniendo esa libertad individual interna espiritual que ningún estatuto de confección humana puede afectar o abolir.
   De hecho, nosotros somos realmente los únicos que nos podemos encadenar a nosotros mismos.  Tan pronto como vivimos de acuerdo a las leyes de Dios y pugnamos para hacer nuestra mejor parte somos libres.  Las restricciones físicas y legales del mundo temporal no pueden confinar al Ego, aún si estos confinan al vehículo físico, pero, sin embargo, si violamos las leyes de Dios, no importa cuan avanzada o envidiable sea nuestra posición sobre la Tierra, sólo nos estamos sumergiendo nosotros mismos más profundamente en displacenteras consecuencias kármicas o amarga causación, lo cual constituye nuestra REAL prisión en la cual nos hallamos a nosotros mismos.
   Es de ayuda tener en mente, que toda persona con la cual entramos en contacto es también un Cristo en formación, y que Él o Ella también está desarrollando el potencial Crístico dentro de sí.  La Divina Chispa existe dentro de todos y cada ser que últimamente está avanzando en la misma dirección que los otros.  Sabiendo esto, pues, vemos cuan ilógico es para la humanidad el luchar por propósitos cruzados, luchando por intereses individuales, raciales o nacionales más bien que por el bienestar común de todos en general.  Una vez que hayamos aprendido a trabajar armoniosamente mano a mano con toda la humanidad, el progreso que seremos capaces de realizar será sorprendente y excelso.  Estaremos trabajando entonces en un clima de paz y mutua consideración, el clima más favorable para el desarrollo universal.
   Los obstáculos para el progreso que se erigen ahora a causa del egoísmo –que es la raíz de toda digresión evolucionaria, o regresión no existirán más.
   Cada uno estará creciendo, aprendiendo, desarrollando y sirviendo y el potencial latente que permanece aún dormido en la mayoría de la humanidad será posesión de todos.  Cuando esto suceda nos encontraremos en verdad en una era de oro para la humanidad y su historia.
   No se logra ni el crecimiento anímico ni el desenvolvimiento del potencial Cristo, en ausencia de o sin “epigénesis”,  Epigénesis es la actividad creativa divina, la cual es la base de la evolución.  Es el proceso de poner en movimiento una nueva causa de la cual surgirá un nuevo efecto.  Yace en la imaginación, en la libre voluntad, en el conocimiento de que ha arribado antes, en la comprensión de la ley natural y en las lecciones de las experiencias tanto personales como vicariales.  Para lograr su divino propósito, debe fundarse sobre todo en la consideración por la humanidad y en el sincero deseo de mejorar el bien común.
   La Sabiduría ha sido definida como el conocimiento templado con Amor. De esta manera el máximo Conocimiento, ejercitado en el contexto último y superior del Amor se plasmará en epigénesis.  En esta forma “las cosas que Yo hago y aún mayores”, un día serán realizadas por todos nosotros.
   Las enseñanzas ocultas nos dicen que Salomón, generalmente considerado como el más sabio hombre que alguna vez vivió, no fue solo un recto regidor sino un iniciado instruido en asuntos físicos y espirituales.  El comprendió no sólo las ciencias terrenales sino también el funcionamiento de las leyes naturales, a tal extensión que podía trabajar con los animales así como con los espíritus de la Naturaleza.
   ¡Oh, si alguien hubiera desarrollado la Epigénesis como El había desarrollado!
   Las enseñanzas ocultas superiores también nos dicen que el EGO que habitó el cuerpo físico de Salomón renació luego como Jesús, quien solo, entre todos los hombres fue hallado digno de preparar sus vehículos para el uso del Espíritu Cristo.  Con seguridad la Epigénesis así como la pureza de pensamiento y acción jugaron su importante papel para el advenimiento de este Ego, con su honorable lugar en la escala del progreso.  Sabemos que El por sus propios esfuerzos desenvolvió mucho del Cristo Potencial mucho antes que el resto del mundo estuviera al tanto de la existencia de Cristo, y ciertamente mucho antes de que la Enseñanza acerca del Cristo Íntimo fuera dada a conocimiento público de alguna manera.
   El optimismo, es también, un ingrediente sin el cual el Cristo potencial no puede ser desenvuelto.  El optimismo crea un clima en el cual las corrientes de deseos pueden circular en largas líneas curvadas a través del cuerpo de deseos, esto, en su  momento, actúa como fuente principal hacia la actividad.  El optimista permite no temer acerca de otras condiciones represivas.  La persona favorecida con el optimismo (o, más específicamente, la persona que  de esta manera se favorece a sí misma), sabe a dónde va y quién es.  Está convencida de la Omnipotencia de Dios y de la magnificencia de su propio potencial.  No se desalienta por los altibajos o adversidades, teniendo por certeza que “Si Dios es con nosotros, quien entonces, puede ser en contra de nosotros”?  Está libre de temor, de tomar, enfrentar o manejar nuevas cosas, o de perfeccionar las antiguas.  Da la bienvenida a las experiencias y lecciones, aún a aquéllas que no son placenteras, y en este estado emocional y mental elevado es capaz de perpetuar logros y obtener beneficios de todas las situaciones.  En tal atmósfera, la esencia de los problemas o conflictos, aún de los peores y más opresivos, es transmutada en valiosa herramienta para uso futuro.  En tal contexto,   la persona puede pensar libremente, juzgar inteligentemente, y actuar con decisión, tras la preparación apropiada.  Sus interacciones con otras personas y sus reacciones a situaciones, están más fácilmente encuadradas en la luz de los preceptos espirituales y morales, los cuales se espera particularmente que el aspirante espiritual observe.  De este modo el Cristo potencial, no puede ayudar, no obstante sí manifestarse más vigorosamente a sí mismo.
   Es consolador y provisor de coraje saber que no estamos carentes de ayuda en la realización de esta, la más grande de todas las obligaciones (el desenvolvimiento del Cristo potencial).  Se nos está proveyendo de una tremenda cantidad de ayuda a través del Verdadero Ser a Quien buscamos emular.  Cada año el Rayo Cristo penetra nuevamente la Tierra, renovando la fuerza espiritual dadora de vida, la cual podemos nosotros usar a fin de perfeccionar nuestros vehículos, nuestras actitudes, nuestras acciones y situaciones fácticas.
   En “El Velo del Destino”, leemos: “A medida que pasa el tiempo y el Cristo por medio de sus beneficiosas ministraciones atrae más y más el éter interplanetario a la Tierra, conformando de esta, manera su cuerpo vital más luminoso, y cuando aprendamos, entonces, a abandonar nuestros caminos de egoísmo y autosatisfacción a través del constante contacto con estas benéficas vibraciones Crísticas, también nosotros estaremos caminando en un mar de luz y nos tornaremos luminosos…  Los rayos de fuerza generados por el Espíritu Cristo, los cuales se vuelven ahora visibles, como la aurora boreal, son radiados a través de todos los rincones y partes de la Tierra, desde el centro a la periferia.  Ellas son absorbidas  por la humanidad y constituyen la “urgencia o impulso interior”, el cual está lenta pero seguramente impeliendo a la humanidad  a adoptar una actitud de altruismo.  Ellos son los rayos impregnantes celestiales que fructifican el alma, de tal modo que en su momento la Inmaculada Concepción tendrá lugar y el Cristo será nacido dentro de  cada uno de nosotros.  Cuando de ésta manera nos hallamos convertidos y perfectamente impregnados, la luz del Cristo comenzará a radiar a partir de nosotros.  Entonces caminaremos en la Luz,  así como El está y es en la Luz, y tendremos fraternidad unos con los otros”.
   La Perfección que es Dios manifiesta tal radiación o esplendor enceguecedor que los ojos mortales no pueden mirarla directamente.  No podemos llegar todavía a su estatura y nivel, pero esto es siempre una aspiración ante nosotros y un objetivo a realizar.  Mientras tanto, debemos nosotros refinar nuestra propia radiación (aquélla del esplendoroso y centellante cuerpo alma, el cual puede ser formado solamente como un resultado de nuestra conducta en el plano terreno) si caminamos en la Luz, purificaremos y fortaleceremos profundamente nuestra propia luminosidad y seremos preparados para el advenimiento de  la Nueva Galilea, cuando no habrá “más necesidad del Sol ni tampoco de la Luna”.  La luz de la humanidad regenerada será la única iluminación.

Trascrito de Artículos de “Rayos de la Rosa Cruz”
de Enero 1983 –
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