jueves, 28 de junio de 2018

Ladrones y asesinos - Capítulo 36 - vídeo en facebook -


CAPÍTULO 36 
LADRONES Y ASESINOS 

Cuando bebes té, permites que un ladrón ingrese en tu Templo viviente, ya que esta bebida roba la energía de todas las células nerviosas. Cada taza de té oscuro y fuerte contiene de uno a tres gramos de cafeína y un porcentaje de tanino de alrededor del 11 al 20%. La cafeína es un veneno para los pequeños constructores, mientras que el tanino impide que las células del canal viviente digieran los alimentos adecuadamente. El té no es un alimento, no contiene nutrientes, pero es estimulante y un excitante para las células vivas.xix 
Después de haber usado el té durante algunos años, podrás ver claramente cómo le ha robado la energía a tus células. El sistema nervioso estará desequilibrado, tanto que siempre te pondrás en estado de agitación. Tus manos temblarán, sufrirás problemas cardíacos, el corazón latirá de forma irregular y rápida y tendrás dificultades para dormir. Cuando tomas una taza de café, estás abriendo la puerta del Templo viviente a un ladrón similar al anterior. En el café, el porcentaje de tanino es más bajo, al igual que la cafeína presente, pero dado que el café es una bebida más fuerte y más concentrada que el té, los efectos producidos son los mismos. El café también contiene sustancias grasas que no pueden ser asimiladas por el cuerpo: por lo tanto, esta bebida no puede usarse como material de construcción. 
El té y el café no solamente son ladrones, sino también mentirosos. Cuando llegan al estómago, producen una sensación de saciedad, por lo que no quieren que desees ningún otro tipo de alimento, privándote del apetito. Te sientes fortalecido después de tomar una taza de té o café, pero te han engañado. Por lo tanto, estás obligado, sin saberlo, a aprovechar tu energía de reserva hasta que estés completamente agotado. 
El tabaco, en cambio, es un asesino temible que no se apresura para matar las células vivas, sino que se mueve sigilosamente entre ellas y las envenena astutamente hasta el punto de causarles su muerte. Cuando el tabaco ingresa al Templo vivo por primera vez, las pequeñas células trabajadoras se enferman. Las células del estómago intentan repeler al intruso, y muchas veces tienen éxito, siempre y cuando no haya nada más presente en el tracto digestivo. El tabaco aturde y debilita las células del cerebro, causa temblor en los músculos y trastornos cardiovasculares. El sudor gotea de tu frente y el corazón late más rápido: cada célula del Templo viviente se enferma y el trabajo de construcción se interrumpe. Pero si comienzas a fumar normalmente, las células vivas aprenden a vivir con esta sustancia y a trabajar en su presencia. 
De esta manera, el astuto destructor se apodera de todas las partes del Templo vivo, controlándolo directamente: envenena las células del tubo digestivo, las de los músculos y, en especial, las de la fuente viva del corazón, las de las cámaras respiratorias, las cerebrales y las nerviosas. La digestión se ve obstaculizada, el corazón y los pulmones se dañan, los poros de la piel se obstruyen, pierdes tu autocontrol y amor por la verdad, te vuelves egoísta, vulgar y moralmente incorrecto. 
Fumar agrede la garganta, irrita las cuerdas vocales y causa cáncer de labios y de todo el sistema respiratorio. Hace unos años, el autor vivía cerca de un emigrante alemán, cultivador de tabaco. Un otoño, después de cosechar y lavar las hojas del tabaco, vertió el agua utilizada para lavar en el tanque de los cerdos y sació la sed de treinta animales de engorde, que esperaba vender después de unos días. Los cerdos bebieron el agua contaminada e inmediatamente enfermaron: después de poco tiempo, murieron veintisiete de los treinta animales. 
Entonces, si deseas desarrollar un cuerpo sano y fuerte y una mente lúcida, siempre debes mantener el tabaco alejado del Templo viviente. Si fumas cigarrillos o masticas tabaco, tu mente quedará aturdida, tus pulmones decaerán tanto como tú corazón y tu cuerpo se verá privado de su belleza natural: tu piel tomará un color amarillento y envejecerá rápidamente. Los jóvenes no podrán obtener buenos resultados en la escuela, porque su memoria se debilitará y además perderá todo interés en los ideales más elevados y más nobles. Los cigarrillos matan a miles de niños cada año en todo el mundo, ya que el tabaco siempre ha sido un despiadado destructor. 
El opio, heroína, o drogas similares, constituyen otros enemigos temibles para las pequeñas células vivas. El primero se obtiene al exprimir la flor de amapola blanca aún no florecida, una planta originaria de Asia. El opio contiene un veneno llamado morfina, debido a Morfeo, el dios del sueño. Debido a que este tipo de drogas causa entumecimiento y mareos, se llaman narcóticos. La morfina a veces se administra para aliviar el dolor, pero nunca se debe tomar, excepto en caso de necesidad absoluta y bajo la supervisión de un médico. 
El dolor es la alarma que proporcionan los nervios para indicar que hay una falla en el Templo viviente, un problema que debe resolverse para evitar la muerte de los pequeños trabajadores y de todo el organismo. La morfina atenúa el dolor, pero no elimina las causas del mal. La alarma cesa, pero la congestión o la inflamación empeoran hasta el punto en que la morfina sola ya no es suficiente para controlar la enfermedad. 
El sistema nervioso, por efecto del opio o heroína, alcanza una sensación de paz y seguridad interior, incluso cuando esta situación no existe. Algunas personas consideran los efectos del opio tan agradables que continúan usando esta sustancia incluso cuando el dolor ha desaparecido. Las células nerviosas quedan así drogadas y esclavas de un maestro que las domina con un poder cruel y terrible. 
A menudo, las madres les dan a sus hijos un jarabe calmante que contiene un porcentaje de droga, para calmar su llanto. Nada es más dañino y peligroso para el delicado cuerpo de un niño. Esta práctica causó la muerte de miles de recién nacidos y dañó el Templo viviente de tantos niños. De hecho, debes saber que estarás en peligro de muerte si ingieres una sola gota de láudano, un líquido preparado con derivados del opio. 
Las drogas, como el alcohol y el tabaco, también cambian el carácter de una persona, haciéndola deshonesta, astuta y sospechosa. Conociendo entonces las virtudes y los tesoros del Templo Viviente del ser humano: ¿quién arruinaría sus paredes favoreciendo la entrada de ladrones, asesinos y destructores y arruinando también sus hermosas habitaciones e irritando, engañando, aturdiendo y envenenado sus millones de pequeños trabajadores? Es necesario entender clara y definitivamente que el cuerpo es un Templo Viviente para ser amado y protegido.

del libro
La Historia de Un Templo Viviente 
UN ESTUDIO DEL CUERPO HUMANO 
FREDERICK M. ROSSITER, B S., M.D. Y MARY HENRY ROSSITER, A.M.
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