sábado, 9 de julio de 2016

Naturaleza de las criaturas vistas en el Delirium Tremens

PREGUNTA Nº 58:  NATURALEZA DE LAS CRIATURAS VISTAS EN EL DELIRIUM TREMENS
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Que naturaleza tienen las grotescas y terribles cosas vistas por las personas que sufren de
delirium tremens? ¿Son sólo creaciones temporales de la imaginación, o tienen existencia real en la parte inferior del Mundo del Deseo? ¿Y cómo es que el borracho obtiene esta forma de clarividencia?

Respuesta: Contestaremos primero la última parte de la pregunta, porque así se verá qué cosa son las criaturas vistas en el delirium tremens.
En primer lugar, recordemos que existen varias clases de Espíritus. Está el Ego, que es una verdadera chispa de la Llama Divina, oculta ahora bajo un cierto número de cubiertas opacas: la mente, el cuerpo de deseos, el cuerpo vital, y por último, pero no por eso menos importante, la más opaca de todas ellas. el cuerpo denso, el velo de carne que más efectivamente substrae al Ego de la conciencia divina y lo confina dentro de los estrechos límites de un cerebro y de un cuerpo.
Por medio del proceso de la evolución estos vehículos están espiritualizándose. Sus vibraciones se están elevando, y gradualmente el Ego comienza a encontrarse así mismo, como se encontró a si mismo el hijo pródigo, cuando estando lejos de Su Padre, ansiaba retornar a el. Ahora bien, por medio de ciertos procesos definidos, está gradualmente redespertando la conciencia cósmica. El poder divino latente en ciertos órganos que le han servido como medios espirituales en el lejano pasado, están siendo redespertados a nueva actividad. Este es particularmente el caso del cuerpo pituitario y de la glándula pineal. Cuando ha aprendido a poner en vibración estos pequeños órganos, entonces habrá desarrollado un nuevo sentido que podemos llamar visión espiritual, porque entonces ve el Mundo Invisible y a sus habitantes. Existen otros grados o etapas mediante los cuales puede, después de un cierto tiempo, llegar a ser un ciudadano de esos reinos viviendo todavía en el cuerpo físico, el cual puede, entonces, abandonar y volver a entrar en él, a voluntad. Pero ahora no estamos interesados en esa fase del asunto. Nótese, sin embargo, que sólo un Espíritu puede poner estos pequeños órganos en vibración, o sea despertar de nuevo sus actividades latentes.
Donde existe una moneda hay usualmente una imitación en metal de baja calidad. El Espíritu tiene también su moneda falsa. El verdadero Espíritu divino es una emanación en Dios -no de Dios, sino en Dios-. Es un Espíritu de Vida. Pero un espíritu espurio también se obtiene mediante la fermentación y la descomposición. Es un espíritu de muerte, lo denominamos alcohol.
Esta droga, siendo espíritu, también tiene el poder de elevar las vibraciones de los pequeños órganos mencionados, pero siendo el bajo producto de un bajo proceso, no hace sino degradar al Espíritu individual, con el cual se pone en contacto. Por lo tanto, los borrachos generan pensamientos bajos que se revisten en formas horribles. Varias clases de entidades sub humanas también algunas veces animan las formas de pensamiento así creadas y las mantienen vivas por algún tiempo, alimentándose de los vapores de la sangre en los mataderos, o del olor de los alambiques del aguardiente, de la cerveza o del whisky añejo, por no hablar de los despreciables deseos que emanan de los frecuentadores de tales bajos sitios.
Por lo tanto, cuando una persona se ha saturado a sí misma de este espurio espíritu de alcohol de modo tal que los pequeños órganos de la visión espiritual han acelerado su vibración a tal grado que puede ser percibido el mundo espiritual, esa persona ve naturalmente lo que él mismo ha creado. Como diapasones de idéntico tono, así también cada cual es atraído a otros de la misma naturaleza. Estas terribles y grotescas figuras son realmente etéricas o inter etéricas, morando entre el Mundo del Deseo y el éter, penetrando a ambos. No son producto de la imaginación, sino realidades de una naturaleza más o menos duradera creados por los borrachos y los sensualistas de los dos mundos.

del libro "Filosofía Rosacruz en Preguntas y Respuestas" 
Tomo Segundo, de Max Heindel

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