jueves, 31 de enero de 2019

Auto Examen - en you tube -




   Lo racional detrás del ejercicio de Retrospección no es nuevo y no se originó con las enseñanzas de la Fraternidad Rosacruz.  Individuos de pensamiento, a través de la historia han entendido el valor de esta forma de auto examinación.  Su utilidad como un instrumento con el cual engrandecer la humana evolución, ha sido obvia para muchos, quienes han obtenido así, sumo beneficio.
   En las palabras de Pitágoras: “No os dejéis caer en el sueño hasta que hayáis revisado las acciones del día que ha pasado.  ¿En dónde he faltado a la rectitud?  ¿Qué he estado haciendo?  ¿Qué he dejado de hacer, y qué he debido hacer?   Empezar así desde el primer acto y proceded en conclusión, por el mal que habéis hecho, sufrid, y regocijaos por el bien”.
   Séneca decía: “Deberíamos cada noche llamar nuestra atención así: ¿Qué error he cometido hoy?  ¿Qué pasión he puesto? ¿Qué tentación he resistido? ¿Qué tentación he resistido? ¿Qué virtud he adquirido?  Nuestros vicios se abatirán a sí mismos si ellos son traídos cada día a la superficie.”
   La naturaleza específica de cuestiones tales como aquellas sugeridas por los filósofos -¿Qué he dejado sin hacer? ¿Qué pasión he opuesto?- es esencial para valiosa auto-examinación.  Debemos pensar en términos de virtudes si deseamos elevarlas, y reconocer las tentaciones y pasiones si queremos superarlas.
   El auto-examen es necesario para progresar una vez que hemos asentado nuestros pies en el Camino espiritual.  Lo aventurado y la respuesta a las lecciones y experiencias terrenas, las cuales están bien caracterizadas en nuestra pasada existencia, no deberán ser toleradas si estamos tratando de hacer un apreciable adelanto en la pesquisa espiritual a la cual nos estamos dedicando.
   El movimiento de propósito y firme adelanto, esto es, crecimiento espiritual continuo, es por ahora nuestro objetivo.  Este será adquirido solamente si estamos completamente despiertos y conscientes de lo que estamos haciendo, y como lo estamos haciendo, y si estamos deliberada y conscientemente tomando los pasos necesarios para hacer lo que sabemos que es correcto en todas las situaciones.  Esto, a su tiempo, será posible solamente si mantenemos un programa regular a través del auto-examen.
   Cualquier persona, no importa cuán ilustrada o progresiva pueda parecer, se engaña a sí misma si cree que la necesidad de auto-estudio no es aplicable a él.  Nuestras pruebas y juicios se multiplican mientras luchamos por progreso espiritual y cuando más grande sea la altura, más grande será el peligro de una caída.  Nuestros actos, palabras actitudes, deberán convertirse en algo más y más refinado mientras procedemos.  Si hemos hecho algún progreso, las cualidades y características que fueron suficientes para nosotros hace algunos años, no son suficientemente apropiadas en el presente.  Para poder hacer los cambios necesarios dentro de nosotros mismos, deberemos aprender a valorarnos aún más precisamente.
    “CONOCETE A TI MISMO” ¡qué profunda y simple admonición!  Hay muchos que no se han comprometido en la valiosa auto-examinación, pues piensan que se conocen a sí mismos definitivamente, y negarán indignados que mucho de su “interior” aún descansa oculto dentro de ellos.  Pero esto es sólo cuando sinceramente nos comprometemos en el doloroso análisis de nuestros motivos, reacciones, herramientas, hábitos, fuerzas, debilidades, y sobre toda perspectiva empezamos a realizar qué poco conocemos de lo que hacemos, por qué lo hacemos, y qué características, hábitos y actitudes deberán ser reforzadas o cambiadas para asegurar continuo auto mejoramiento.
   Con frecuencia, el “ser” que ha funcionado durante largo tiempo en forma satisfactoria en un nivel predominantemente material, debe ser drásticamente alterado a fin de que pueda encontrar las demandas de avance espiritual.  Sólo cuando nos veamos actuar, con vista objetiva abarcante como nos sea posible, entenderemos el extenso contenido de los cambios que son necesarios.
   El auto centramiento toma muchas y sutiles formas.  Serios estudiantes de las Enseñanzas de la Fraternidad saben por experiencia que una persona puede creer sinceramente que está motivada por consideraciones inegoístas, para encontrar luego en un más cercano examen que esto es un resultado de impulsos que son, después de todo, de auto interés.  No se descubre esto como resultado de una observación superficial.  Solamente un escrutinio intensivo revela todo lo inesperado, flaquezas mentales y emocionales encubiertas, a las cuales están sujetas.
   En II de Corintios 13:5, Pablo hace una admonición a sus lectores: “Examinaos a vosotros mismos, aunque estéis en la fe;…  Probaos a vosotros mismos. Porque ¿cómo conoceréis que Cristo está dentro de vosotros?”.  Si estamos verdaderamente “en la fe” –esto es, conformados por los principios del Cristianismo esotérico al que profesamos adherencia- el auto examen ciertamente lo revelará.  Si estamos únicamente dando servicio de boca hacia afuera, a los altos ideales, mientras seguimos esencialmente los dictados de la naturaleza inferior, el auto examen se hará también perfectamente claro.
   El primero sobre todos los preceptos dados a cada nuevo estudiante de la Fraternidad Rosacruz, es la simple pero abarcante exposición que dice “Cristo será vuestro ideal”.  Si hacemos continua comparación entre nuestra conducta y la que sabemos ha sido exhibida por el Cristo Jesús, y actuamos en esa comparación, podemos esperar hacer progresos.  Esto es verdad, aún si el resultado de la comparación, al principio es descorazonante en extremo.  
   “¿No sabéis que Cristo está en vosotros?” preguntó Pablo.  Preguntas que debemos hacernos cada noche pueden incluir  “En qué extensión el Cristo interior mío ha podido funcionar hoy? ¿He tratado de encontrar solución a esta o aquella situación como Cristo la hubiera encontrado?  ¿He tratado de irradiar la LUZ DE CRISTO o el AMOR DE CRISTO que hay dentro de mí, hacia otros?  ¿Fue mi interés egoísta o altruista?  ¿Prediqué el Evangelio con el ejemplo?
   Un programa bien planeado de auto examen será, a su tiempo, de mucha ayuda para adquirir los otros elementos, alumbramiento que deberá ser obtenido por la humanidad evolucionante.  El auto Control, la sujeción de la naturaleza inferior a la naturaleza superior, y el reemplazo de deseos personales por motivaciones humanitarias, gradualmente evoluciona, en parte, como resultado de intensa valoración de las razones por las que lo hacemos.  Si entendemos completamente nuestros motivos, podemos hacer los cambios necesarios para alinear nuestro comportamiento, lo que espera un aspirante espiritual.   El auto sacrificio –el darse a sí mismo en tiempo, pensamiento y actos, para el beneficio de la humanidad- es así también intensificado.
   El auto examen, fomenta también el crecimiento de la confianza propia.  Mientras más nos estudiamos y nos entendemos, más seguros de nosotros mismos seremos y menos inclinados a depender de otras personas.     Es verdad que no daña, y muchas veces ayuda, el escuchar las diferentes opiniones y consejos, pero debemos cultivar suficiente juicio, discriminación y conocimiento, para ser capaces de tomar nuestras propias decisiones en todas las cosas.
   Finalmente alcanzaremos la última meta de nuestras vidas terrestres, la meta llamada de Maestría.  En este punto, el Ser Superior tiene completa autoridad; la naturaleza inferior es permanentemente vencida.  Aquellos que adquieran este estado superior de ser guiarán vidas de servicio sin culpa, impecables, virtuosas y completamente inegoístas. 
   Ellos saben cómo conducirse espiritualmente en cada circunstancia concebible, y lo hacen automáticamente, no teniendo que depender más de esfuerzos intensificados de voluntad para mantenernos en línea.  Ellos han alcanzado este nivel superior de adquisición terrenal, debido a que han aprendido en su totalidad a conocerse a sí mismos y usar inteligentemente su conocimiento.

Transcrito de “Artículos de RAYOS  de la Rosa Cruz” Diciembre de 1982.
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